DESCUBREN LA VELOCIDAD DEL FALLECIMIENTO CELULAR

Para tranquilidad de todos, la muerte se mueve bastante lento...

¿A qué velocidad se mueve la muerte? La respuesta es que se mueve bastante lento, solo que no nos referimos a la parca con su túnica negra y su guadaña, sino a la muerte celular, un proceso fascinante que dos científicos de Stanford han logrado medir por primera vez. Descubrimiento que podría ayudar a comprender por qué a veces mueren células "buenas" en lugar de las que tienen daños profundos; como sucede con el cáncer y el Alzheimer y el Párkinson.

Científicos lograron determinar, por primera vez, la velocidad en la que avanza la muerte celular, comprobando que el proceso se da como una “onda desencadenante”, tal y como lo hacen las olas del mar.

Estos hallazgos, llevados a cabo por los biólogos de la Universidad de Stanford,  resuelve el debate sobre el tema, ya que con anterioridad existía la hipótesis de que la muerte celular podría ser producto de la diseminación por difusión, es decir con moléculas de señalización que van guiando a las células.

El estudio, encabezado por James Ferrell y Xianrui Cheng, determinó que esta onda desencadenante viaja a una velocidad de 30 micrómetros por minuto.

En español:  Un micrómetro es la millonésima parte de un metro o la milésima parte de un milímetro. Traducido a algo más sencillo de entender, la muerte se mueve a 2 milímetros por hora, lenta, pero inexorablemente. 

Es importante recalcar, que el descubrimiento podría ayudar a comprender por qué a veces mueren células "buenas" en lugar de las que tienen daños profundos; como sucede con el cáncer y el Alzheimer.

Sin embargo, la muerte celular no es un proceso tan malo como sugiere su nombre. A veces las células no mueren por enfermedades o factores externos sino que se autodestruyen, y generalmente lo hacen por el bien del organismo.

En este sentido, se debe recalcar que cada día mueren dentro de nuestro organismo miles de millones de células que dejan paso a otras nuevas. El proceso se llama apoptosis o suicidio celular programado, pero ¿Cómo se suicida una célula y por qué lo hace?

¿Cómo muere una célula?

Aunque muchos tenemos la extraña idea de que las células explotan, cosa que no ocurre así por el simple hecho de que podría dañar a las demás, el proceso de muerte celular es más bien ordenado. Al llegar el momento, las células implosionan; colapsa su propia estructura y se empaqueta en pequeños fragmentos fáciles de limpiar para el organismo.

El por qué es más complicado. La autodestrucción puede responder a estímulos internos o externos. Este último caso tiene lugar cuando células del sistema inmune como los linfocitos detectan que hay una infección vírica en una célula y le transmiten a esta la orden de autodestruirse.

El segundo tipo de estímulo sucede, por ejemplo, dentro del útero materno cuando los dedos del bebé se separan para desarrollar las manos. Las células que mantienen unidos los dedos se autodestruyen para poder separarlos. También ocurre cuando una célula es demasiado vieja y su ADN tiene ya excesivas mutaciones. Antes de que esas mutaciones alteren el correcto funcionamiento de la célula, esta prefiere autodestruirse por el bien común.

Sí, el suicidio celular es uno de los trucos que tiene nuestro organismo para evitar la aparición de tumores. Por supuesto, el proceso dista mucho de ser perfecto. A veces las células enfermas no se sacrifican como debieran o lo hacen las sanas. Entender cómo funciona este proceso es crucial para combatir decenas de enfermedades desde el propio cáncer hasta otras dolencias degenerativas com0 el Párkinson.

¿Cómo se llevó a cabo la investigación?

Según reseña Science News,  para llegar a estas conclusiones, los científicos extrajeron citoplasma de huevos de una especie de rana africana que contenía compartimentos subcelulares con una proteína verde brillante y lo colocaron en un tubo que, en un extremo, tenía un extracto de una célula muerta a la que se le había agregado un tinte rojo.

Así lograron verificar que a medida que los compartimentos subcelulares se autodestruían, desaparecían los puntos verdes, lo que dejó al descubierto la velocidad de la muerte, más rápida aún que la propia expansión del tinte rojo en el tubo.

El último paso fue comprobar cómo se daba este proceso en un óvulo y lo que observaron los especialistas fue que a medida que avanzaba la muerte a través de la célula, el color de su membrana externa se modificaba.

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