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ESTRENO DE "EN VIVO"
Trump vs. Hillary en Urgente24: Un debate especial
El viernes 30/09 realizamos el 1er. Evento de debate digital estrenando la sección En Vivo de Urgente24. Se tituló: “Una elección de impacto global: Trump vs. Hillary”. Los invitados especiales fueron Dana Chocron -redactora del portal Young Diplomats-, Sebastián Maril –especializado en política de Estados Unidos y director del portal ElFactorOnline-, y Pedro Garassino –economista y planificador estratégico-. En un país donde el dólar estadounidense es más valorado que el peso local, va de suyo que los comicios en USA son trascendentes. Por ejemplo, definirá si esa moneda que se atesora tendrá más o menos valor relativo ante, por ejemplo, el oro o el euro o el yen o el renminbi (que cotiza en la canasta de monedas del FMI desde el sábado 01/10). Por lo demás, la plataforma que presentó Urgente24 permitirá incrementar los intercambios de ideas entre personas ubicadas en diferentes latitudes y en crudo, nada de interpretaciones. Aquí un compacto de lo que fue el evento pionero, según quien lo moderó, Delfina Korn:
1. Repercusiones del debate del lunes 26/9
Para Pedro Garassino, más allá de que la mayoría de los medios norteamericanos dieran por ganadora del debate del lunes 26/9 a la candidata demócrata Hillary Clinton, lo cierto es que el impacto de un debate en la opinión pública se mide en las encuestas, y estas no se modificaron de manera significativa tras el 1º debate de una serie de 4 que mantendrán los candidatos. “Entiendo que un ganador en un debate, no se mide por la opinión de los medios ni por las encuestas que preguntan sobre un ganador en este aspecto, sino por las repercusiones en la intención de voto. De hecho, las encuestas de intención de voto no han cambiado sustancialmente”, explicó Garassino. Sebastán Maril coincidió aclarando que según la consultora Rasmussen, solamente el 9% de los votantes cambió su voto después del lunes. “El promedio de todas las encuestas pre-debate, Hillary +2,7 puntos. Post-debate, Hillary +3 puntos”, explicó Maril. “Durante el debate del lunes vimos a Hillary Clinton despegar sus habilidades como estadista, su trayectoria como funcionaria pública y su postura presidencial. Hillary apretó el botón del cassette y con una sonrisa ofreció el tradicional discurso político que aparece cada cuatro años en búsqueda de votos. ‘Voy a subir el salario mínimo, subir los impuestos a los más ricos y crear 10 millones de puestos de trabajo’. Si el electorado norteamericano quiere como presidente al establishment, Hillary ganó el debate por amplia diferencia”, escribió Maril. Del otro lado tuvo a un Donald Trump tosco e irritable, pero que supo poner el dedo en la llaga en varias ocasiones. ”Si el electorado norteamericano busca un candidato que hable el idioma popular, el idioma del asado de los domingos, entonces fue Trump quien ganó el debate”, aclaró el especialista en política de USA. Para Dana Chocron, Hillary presentó planes y proposiciones mucho más detalladas y concisas que su contrincante, especialmente en lo que se refiere a política exterior y en particular al conflicto civil sirio que está reverberando en el resto del mundo.
2. Quién es el votante de Donald Trump
Según Maril, “los argentinos erróneamente estamos haciendo un análisis muy superficial de la campaña electoral norteamericana y caemos en el error de solo ver a Hillary y a Trump como vemos a JFK (John F. Kennedy) y a Ronald Reagan. Este año los americanos no van a votar a un republicano o a un demócrata. Este año los norteamericanos van a elegir a un candidato que mantenga el status quo o a un candidato que pegue un volantazo.” Para Garassino, los votantes de Donald Trump son “trabajadores muy arraigados al conservadurismo, con una postura más emocional”. Esta base de votantes, que ronda el 38%, es muy difícil que cambien su voto porque “piensan que los ilegales les quitan sus puestos de trabajo”. “Las estadísticas demuestran a presente que efectivamente los mayores seguidores de Trump son la clase media-baja y media, los WASPs concretamente, localizados en el ‘bible belt’”, explicó Chocron. El término WASP se refiere a los estadounidenses blancos, anglosajones y protestantes, y “bible belt” (Cinturón de la Biblia) se refiere a una extensa región del país adonde el cristianismo evangélico tiene un profundo arraigo social (Carolina del Norte y del Sur, Alabama, Georgia, Misisipi, Tennessee, Kentucky, Arkansas y partes de Texas, Misuri, Oklahoma, Luisiana y Virginia). Consultado sobre si la inclinación de la mayoría de los medios en favor de Hillary (hasta el USA Today rompió su neutralidad de 34 años para manifestar su apoyo a la candidata demócrata), le pesará a Trump, Garassino escribió: “Los medios no afectaron la intención de voto de Trump, con un 95% de confianza.” En la misma dirección apuntó Maril: “Nada ha afectado a Trump desde que comenzó la campaña en junio de 2015. El 40% del electorado que lo sigue, lo hace religiosamente”. Para ganar, explica Maril, Trump “necesita el 90% de los republicanos, el 50% de los independientes, el 30% de los hispanos y el 5% de los afro-americanos.”
3. Estado por estado
Respecto de qué estados debe conquistar cada candidato para ganar, Maril aportó lo siguiente: “Trump debe ganar sí o sí: Ohio, Florida, North Carolina. Hillary debe ganar sí o sí: Pennsylvania, Michigan, Wisconsin, Virginia. Los caminos para sumar 270 electores son muchos pero si muy temprano en la noche del 8 de noviembre vemos que alguno de estos estados caen en manos del otro, será una larga noche para el perdedor.” Para Chocron, el estado clave es California, adonde Clinton tiene una ventaja enorme y donde no gana un republicano desde 1984. Así y todo, si Trump “consiguiese convencer a los estados de Florida y Illinois, se vería un cambio importante y determinante en el resultado final”, aportó Chocron. Para Maril, a Trump “no le importa California (55 votos electorales) como si le importan los 3 votos de Iowa.” “El camino de Trump es evitar que Hillary gane Ohio, Florida, y North Carolina. Si la noche comienza así para Trump, tiene un paso en la Casa Blanca”, escribió el director de ElFactorOnline.
4. Trump, Hillary y el Medio Oriente
Respecto de la política exterior, dado el acercamiento que ha habido entre Trump y el Presidente ruso, Vladimir Putin, se puede calcular que ambos líderes forjarán una alianza entre sus países para combatir conjuntamente en Siria, explica Chocron. Trump escribió que tiene un plan infalible para vencer al Estado Islámico pero que no lo no desea revelar. Chocron explicó que el único dato que ha mencionado es que considera necesario enviar una tropa de 30.000 soldados estadounidenses, “cosa que dudo mucho que la opinión pública le permita después de la historia de guerras en el medio oriente combatidas por EEUU”. Desde Tel Aviv, Chocron agregó que en Israel, las elecciones son seguidas bien de cerca, dada la alianza entre ambos países. “Hillary Clinton es percibida por los israelíes de mejor forma como una líder más pragmática”, explica la redactora de YoungDiplomats. Y lógicamente, el pragmatismo es una cualidad clave en una región tan compleja, en la que la estabilidad puede hacerse humo de un momento a otro.
5. El impacto de esta elección en América Latina
A diferencia de otras campañas, Latinoamérica fue un tema que estuvo casi ausente de la agenda en esta campaña electoral (no así el tema de las comunidades hispanas en Estados Unidos). Sin embargo, hacia el final del Evento de Chat en Vivo, los 3 participantes dieron su prospecto para la región si ganara uno u otro candidato. “Estados Unidos te trata como vos tratás a Estados Unidos. No importa el partido gobernante. Miremos las relaciones de Obama con CFK y las relaciones de Obama con Macri. Así ha sido siempre con Argentina y con el resto del mundo”, reflexionó Maril. “Creo que con Hillary, las relaciones bilaterales podrían ser más fluidas y se mantendría una posición similar a la de Obama. Con Trump, las relaciones bilaterales serían impredecibles, tal como es el candidato”, escribió Garassino. “Lo más importante de referenciar en este sentido es la repercusión sobre México. Trump ha declarado que su política sería cortar completamente la entrada de inmigrantes en EEUU. Hillary por el contrario declara que esto estaría en contra de los ideales y principios Americanos”, concluyó Chocron. En cuanto a Argentina, “la posición de Clinton sería más favorable en los esfuerzos de Macri de acercamiento a los EEUU (como contrapartida de su predecesora)”, explicó Chocron.
6. ¿Pagará México por el muro?
Finalmente, sobre la idea de la construcción de un muro para impedir que los inmigrantes ilegales lleguen a Estados Unidos desde México, sobre la que hizo hincapié Trump durante toda su campaña, Maril aclaró: “Recuerden que el muro no es idea de Trump. Es Ley desde 2006.” Por otro lado, ante la pregunta de si creen que México pagaría de hecho por el muro, tal como el candidato republicano promete, Garassino escribió: “De alguna manera lo van a pagar, la economía funciona como vasos comunicantes. Vía detracción tributaria, aranceles de importación, etc.” En la misma dirección apuntó Maril: “México lo pagará indirectamente con fees a sus visados, impuestos escondidos o similares.” Si se chequea en Wikipedia, la construcción de un muro fronterizo entre Estados Unidos y México se inició en 1994, en el gobierno de Bill Clinton, bajo el programa de lucha anti-inmigración Operación Guardián. El muro hoy existe a través de varios kilómetros de extensión en la frontera Tijuana-San Diego (California). Otros tramos del muro existen en Arizona, Sonora, Nueva México y Baja California. Esto no ha frenado a los inmigrantes que de todos modos siguen intentando ingresar al país por otras zonas, muchas veces peligrosas. Travesías que a veces terminan en la muerte. El congresista republicano Duncan Hunter propuso ante el Senado en 2005 la construcción de un refuerzo de la barrera fronteriza que la extendería tanto, que solo podría ser comparada con la Gran Muralla China. “Finalmente, el Senado de los Estados Unidos aprobó el 17 de mayo del 2006 por mayoría (83 votos a favor y 16 en contra), la enmienda que prevé la construcción del citado muro con 595 kilómetros de extensión más 800 kilómetros de barreras para impedir el paso de automóviles”, explica Wikipedia.
Y de yapa, una nota en el archivo sobre lo que dejó el 1er. debate (lunes 26/09), y a días del 2do. (domingo 09/10):
"Difundiré mis declaraciones de impuestos cuando ella publique los 33.000 correos que fueron borrados",
Donald Trump
"Un hombre que puede ser provocado con un tweet no debería tener sus dedos en ningún lugar cercano a los código nucleares",
Hillary Clinton
"Yo no creo que Hillary tenga la resistencia física",
Donald Trump
"Él llamó a esta mujer Miss Piggy",
Hillary Clinton
"Clinton no quiere usar un par de palabras: ley y orden. Necesitamos ley y orden. Sin ello no vamos a tener un país",
Donald Trump
"¿Saben también para lo que estoy preparada? Para ser presidente",
Hillary Clinton
Del lunes 26/09 al domingo 09/10 hay un breve tramo de 13 días: Donald Trump y Hillary Clinton debatieron por TV y volverán a hacerlo. Habrá que corregir lo que las encuestas afirman que estuvo mal, y profundizar aquello que resultó exitoso.
Para algunos medios (los menos), Donald Trump “ganó” porque se contuvo. El candidato, tal y como un presentador de TV que quiere 'enganchar' a su audiencia, estuvo parte del debate amenazando a Hillary Clinton con revelar un secreto terrible de su familia.
Trump dijo que Hillary no tiene “aguante” para ser Presidente, la acusó por la guerra de Irak (una iniciativa del republicano George W. Bush), de haber usado la palabra “Superpredator” en los '90 (un término despectivo usado comúnmente para referirse a jóvenes negros de comunidades marginales), y la trató de inútil y de ser responsable de casi todos los fracasos adentro y afuera de USA durante las últimas décadas.
“Has estado peleando contra el ISIS durante toda tu vida adulta”, le dijo Trump a Hillary.
Sin embargo, al final, Trump decidió no revelar el “terrible” secreto familiar de los Clinton por respeto a su hija Chelsea, que estaba allí presente, según dijo. Pero Hillary sí reveló el demoledor testimonio de la ex Miss Universo, la venezolana Alicia Machado, hoy día actriz de telenovelas y ciudadana estadounidense, quien dijo haber sido humillada y denostada por Trump.
Pero tampoco hizo falta que Trump explicitara su denuncia supuesto acerca de Hillary. El votante de Trump no necesita de pruebas o hechos, sino solamente que alguien exprese su ira contra el establishment político, y así lo hizo Donald.
Para el comediante Bill Maher, los republicanos ganaron el juego de las expectativas cuando “nominaron a un orangután”.
Mientras que no dispare su “mierda” habitual, los titulares al otro día serían: “Un Trump sorprendentemente digno anoche”, bromeó el comediante. Sin embargo, para la mayoría de los medios y según una encuesta difundida por la cadena CNN, Hillary Clinton fue la que le “ganó” el debate a Trump (62% a 27%).
Vestida de rojo furioso (Maher escribió en su Twitter que eligió un look “botella de salsa picante” para apelar al voto latino), Hillary acusó a Trump de racista, sexista, de no estar preparado para ser Presidente, de haber evadido impuestos y festejado la crisis inmobiliaria, y de haber construido su imperio de negocios estafando a trabajadores independientes o empresas pequeñas.
Trump dijo que no haber mostrado sus declaraciones de impuestos “lo hace inteligente”, que sí deseó en su momento que explotara la 'burbuja inmobiliaria' porque así él lucraría, porque eso se llama “negocios”, y que si en su momento no le pagó a empleados cuyo trabajo no lo había satisfecho, lo hizo siempre bajo las leyes vigentes que le permitían hacer lo que hizo.
Hillary Clinton sonreía más que Donald Trump cuando finalizó el 1er. debate cara a cara, en la Universidad Hofstra, en Hempstead, Nueva York.
La candidata demócrata consiguió su objetivo no tanto de mostrarse más preparada que su rival, sino de presentar a su contrincante como un advenedizo que no tiene las cualidades necesarias para ejercer la presidencia.
La polémica del certificado de nacimiento de Obama
Pero el botón más caliente y sensible lo tocó el moderador Lester Holt, periodista de NBC News, cuando recordó a Trump que hace 5 años que viene sosteniendo la falsa acusación de que el presidente Barack Obama no es realmente estadounidense, poniendo en duda su legitimidad para el cargo y su fidelidad al país.
La falsa acusación sostenida por Trump es también compartida por otros estadounidenses y el fenómeno hasta ha sido bautizado ya: se le llama “birtherism” al movimiento que duda o niega que Obama haya nacido en USA (lo que lo volvería no apto para ser Presidente).
“Señor Trump, durante 5 años, has perpetuado la falsa acusación contra el primer Presidente negro de la nación, de que él no es un ciudadano nacido aquí. Has cuestionado su legitimidad. En las últimas semanas, reconociste lo que la mayoría de los norteamericanos ha aceptado durante años: el Presidente nació en Estados Unidos. ¿Puedes decirnos por qué te tomó tanto tiempo”, preguntó Holt a Trump, quien respondió que estaba orgulloso de haber sido quien consiguió mediante su presión que Obama mostrara su certificado de nacimiento.
Por otro lado dijo que el rumor de que Obama no era estadounidense había surgido originalmente del entorno de la campaña de Hillary en 2008, algo que otros candidatos republicanos en las primarias ya habían denunciado pero que no está probado.
Si bien Obama no es el primer Presidente del mundo al que se lo acusa de poseer rasgos identitarios que no condicen con los necesarios para presidir un país, en este caso la acusación “birtherista” tiene un tinte racista. Que un negro sea Presidente de USA es algo demasiado difícil de tragar para algunos supremacistas blancos de ese país, que se sienten despojados de su poder histórico.
A la mentira “birtherista”, que excede a Donald Trump, se le sumó luego otra acusación: la de que Obama es en realidad un cripto-musulmán, en un momento en que Occidente está en profunda tensión con la civilización islámica y Estados Unidos está involucrado en varios conflictos en Medio Oriente.
Hasta Obama bromeó con eso durante la Cena de Corresponsales de la Casa Blanca en 2015: “Ser Presidente nunca es fácil: aún tengo que arreglar un sistema inmigratorio roto, emitir amenazas de veto, negociar con Irán… Todo mientras encuentro tiempo para rezar 5 veces por día.”
La acusación de que Obama no es realmente un estadounidense fue promovida por grupos que también se encuentran detrás de otras teorías conspirativas como la de que el atentado a las Torres Gemelas fue auto-provocado o al menos tuvo complicidad por parte de la administración Bush, explica el portal Politico. “El birtherismo es la última y más prolongada versión de una teoría en busca de hechos”. Donald Trump explotó esta veta paranoica en torno al Presidente Obama y hasta lo ha acusado en otras ocasiones de estar jugando en favor del ISIS.
Cambios sociales precipitados y la ira ante la inmigración
Que el Presidente mismo sea un traidor jugando para el enemigo es una fantasía paranoica tan atractiva como imposible de probar. Y es en ese terreno en el que Trump prospera. Una postura casi imposible de enfrentar es la suya, porque del otro lado lo que hay es la realidad, con sus limitaciones.
Adonde Trump promete un mundo sin ISIS pero no quiere decir cómo lo hará, Hillary propone estrategias para intentar derribar al grupo.
Pero Hillary, que tiene experiencia como secretaria de Estado, sabe que nada es tan fácil ni perfecto. Que la situación en Siria hoy es más compleja y excede al Estado Islámico, que el grupo puede ser derrotado pero la idea del islam radical es más difícil de combatir y lo seguirá siendo.
“Donald, todos sabemos que vives en tu propia realidad”, le dijo Hillary a Trump en un momento del debate. Pero él, que es el exponente norteamericano de una tendencia global, sabe que hay mucha gente que no quiere escuchar de límites reales sino que prefiere las fantasías utópicas.
“La sabiduría convencional es que las pérdidas económicas sufridas por la clase trabajadora en el mundo desarrollado explican el ascenso de esta nueva derecha. Cientos de miles de empleos se estima que se han perdido debido a los pactos de libre comercio en las últimas décadas, con industrias como la manufactura absorbiendo gran parte de la dolencia. Eso ha creado un océano de gente enojada y frustrada –primariamente trabajadores y primariamente blancos- que son susceptibles al atractivo de un líder nacionalista prometiendo devolverles lo que sienten que les han quitado. Esta ira juega un rol menor, pero no cuenta la mayor parte de la historia. Un vasto universo de investigación académica sugiere que los verdaderos motores son algo diferentes: la ira por la inmigración y una mezcla tóxica de intolerancia racial y religiosa”, escribió Zack Beauchamp en el portal Vox.
The Atlantic: el primer debate de la era pos-cristiana en USA
Para Yoni Appelbaum, editor de la revista The Atlantic, el del lunes fue el “primer debate pos-cristiano” de USA. “Durante más de 90 minutos, 2 candidatos presidenciales se intercambiaron acusaciones sobre el escenario. La acidez y solipsismo (N. de la R.: creencia de que la única existencia que puede afirmarse es la propia) de su debate ofreció un atisbo alarmante de la política norteamericana en la era pos-cristiana, desprovista del marco que durante mucho tiempo mantuvo a la nación unida”, escribió Appelbaum.
“Hillary Clinton puede haber ofrecido poco sentido de la humildad, la obligación y la responsabilidad en Hempstead, pero fue Donald Trump el que directamente rechazó esas virtudes, re-encuadrándolas en cambio como vicios. Pintó el altruismo como una apuesta de idiotas, y dejó el sacrificio para los perdedores. Fue una performance que dejó en claro el significado más amplio de su candidatura -el eclipse de los valores que durante mucho tiempo definieron a USA”, escribió.
Estados Unidos, aclara el editor de The Atlantic, puede no haber sido una nación propiamente cristiana, pero su religión civil tomó gran parte de los valores judeocristianos como columna vertebral.
El debate, carente de la retórica del deber civil que suele estar presente en el discurso de los políticos norteamericanos y que pone en el énfasis en la unión comunitaria, la construcción del futuro de la nación mediante el aporte de cada uno, la misión que distingue a Estados Unidos y en la responsabilidad –tanto individual como colectiva- por alcanzarla, fue casi marxista en sus presunciones, argumenta Appelbaum. Se trató de “preocupaciones materiales, con poca atención a un propósito elevado”, explica.
“Para notar el contraste, miren hacia atrás solamente 4 años, al primer debate presidencial de 2012. Obama enfatizó que sus políticas estaban ‘diseñadas para asegurarse que el pueblo norteamericano –su genio, su aguante, su determinación- esté encauzado y tenga una oportunidad de tener éxito.’”
Algo más
El moderador Lester Holt le preguntó a Trump que aclarara por qué había dicho que Clinton, la primera mujer candidata a la Casa Blanca, no tenía “apariencia” de Presidente.
Rápidamente Trump cambió la palabra “apariencia” por “resistencia” y otros sustantivos similares, y entonces Hillary Clinton desplegó y comparó su experiencia: “Bueno, cuando él haya viajado a 112 países y haya negociado un acuerdo de paz, un alto el fuego, la liberación de los disidentes, una apertura de nuevas oportunidades en países de todo el mundo, y pase 11 horas testificando ante un comité del Congreso, entonces podrá hablar conmigo de la resistencia”.
Y a continuación le puso contra las cuerdas por su actitud machista y las ofensas a mujeres durante la campaña. Ahí Trump ya se quedó balbuceando y deseando que el árbitro pitara el final del partido. Así que Trump no tuvo su noche y no la tuvo porque Trump no fue el Trump que enardece a las masas.
La pregunta es si en el próximo choque Trump podrá ser 'aquel' Trump o Hillary logrará mantenerlo bajo control.
De todos modos, si bien Hillary ha ganado el debate, no está clara la rentabilidad que podrá obtener. El republicano Mitt Romney casi dejó KO a Barack Obama en 2012, luego del 1er. debate, pero luego perdió las elecciones. La estadística señala que ganar el 1er. debate no garantiza absolutamente nada.
Clinton buscó más el apoyo de los conservadores que no soportan a Trump que el de los jóvenes demócratas que apostaron por Bernie Sanders, pero también adoptó esa actitud altiva y displicente que, según los sondeos, la caracteriza tan negativamente, aunque su frase más celebrada, para marcar otra contradicción de la opinión pública, fue: “Me he preparado el debate, pero sobre todo me he preparado para ser presidenta de los Estados Unidos”.