"En este momento la única autoridad (del PSOE) es la presidenta del comité federal, que soy yo", dijo Verónica Pérez, secretaria general del PSOE de Sevilla, considerada muy próxima a la presidenta andaluza, Susana Díaz, a quien los afines al secretario general del partido, Pedro Sánchez, consideran la cabeza de la "rebelión".
PEDRO SÁNCHEZ VS. SUSANA DÍAZ
Guerra socialista en España: Los 2 bandos del PSOE se atribuyen el poder
La inaudita guerra abierta en el Partido Socialista español sigue creciendo porque una de las voces críticas del partido se autoreivindicó como máxima autoridad de la formación política, sin reconocer el liderazgo del secretario general, Pedro Sánchez: la responsable de la formación en Andalucía, Susana Díaz, es la candidata de los llamados 'Barones' del partido para intentar desplazar a Sánchez, quien exige nuevas elecciones partidarias de inmediato para que opinen los afiliados.
"Ya no son la dirección de este partido, han dimitido ya la mitad más uno", dijo a las puertas de una sede literalmente tomada por la prensa en relación a la reunión que celebraban en ese momento Sánchez y sus afines después de la renuncia de 17 miembros de la ejecutiva para tratar de forzar la salida del secretario general del PSOE.
A pesar de la maniobra, la ejecutiva de fieles a Sánchez se reunió y emitió el jueves 29/09 un comunicado convocando formalmente un comité federal para este sábado 01/10 con el objetivo de mantener elecciones primarias el 23/10 y celebrar un congreso federal extraordinario el 12 y 13 de noviembre, en lugar de hacerlo en diciembre.
"La comisión ejecutiva federal hace un llamamiento inequívoco a la serenidad y la calma de todo el partido en estos momentos inéditos en la vida interna del PSOE, al mismo tiempo que agradece el comportamiento ejemplar de sus militantes y apela a la responsabilidad de todos", dijo en el comunicado.
Desde Sevilla, la presidenta andaluza y dirigente del PSOE en la región. Susana Díaz, dijo que el partido debe analizar las últimas debacles electorales y no hacer caso solamente a la militancia, sino también a los votantes y evaluar las razones de la sangría de votos de los últimos años.
"El PSOE no es patrimonio solo de sus militantes, también de millones de hombres y mujeres que nos dan su voto", dijo. "Algunos votantes nos miran y no nos identifican y vamos cosechando derrota tras derrota", añadió tras recordar que en 8 años el partido ha perdido casi 6 millones de votos.
Las tensiones vividas en los últimos meses en el PSOE tras el desgaste electoral sufrido a costa sobre todo del partido antiausteridad Podemos y la disputa por el liderazgo de Sánchez estalló el lunes después de la última debacle electoral en Galicia y el País Vasco.
"Piensan que lo que han hecho con IU lo pueden hacer con el PSOE, pero el PSOE es mucho PSOE", dijo la líder andaluza sobre Podemos y su alianza con IU, tras acusar al partido que ha dinamitado su hegemonía a la izquierda de aprovechar la crisis socialista para hacer "graves ingerencias".
La mediática crisis del PSOE se inscribe en la parálisis política que atraviesa el país, tras nueve meses de gobierno en funciones pese a dos citas electorales, lo que ha dividido al partido entre los que se decantan más o menos directamente por permitir con su abstención un Ejecutivo del Partido Popular y los que respaldan a Sánchez para tratar de formar un gobierno alternativo.
"Si hay diversidad de opiniones es probablemente porque todas las soluciones son malas", reconoció Susana Díaz tras reiterar su disposición a liderar el partido si fuese necesario, y sin pronunciarse sobre el asunto directamente, aunque señaló: "jamás queremos que gobierne la derecha".
Sin que por el momento se pueda prever el desenlace de esta contienda, los últimos acontecimientos dificultan la negociación de cualquier ejecutivo liderado por Pedro Sánchez antes de que a finales de octubre venza el límite legal para disolver las cámaras y convocar nuevas elecciones en diciembre.
Federico Castaño escribió en la web Voz Populi:
La contundencia con la que Susana Díaz ha empujado desde la federación andaluza la dimisión de 17 miembros de la ejecutiva federal para acabar con Pedro Sánchez, contrasta con el miedo que albergan ahora ella y los barones regionales que la secundan a haber ido demasiado lejos en la ofensiva contra el secretario general, corriendo el riesgo de perder esta guerra y abocar al PSOE a unas terceras elecciones en las que sufriría una seria penalización debido a su fractura interna.
Los dos sectores enfrentados tienen claro que si este sábado Sánchez demuestra que tiene la mayoría en el comité federal, no habrá margen alguno para facilitar la investidura de Mariano Rajoy y, por tanto, la nueva convocatoria a las urnas sería inevitable. El Gobierno “del cambio” que hasta hace poco defendía Sánchez ya no es viable, no solo por el rechazo de Ciudadanos a mezclarse con Podemos sino también por el roto que la formación de Pablo Iglesias le ha hecho al PSOE en Castilla-La Mancha. Por tanto, los barones consideran que Sánchez buscaría una salida inmediata precipitando las elecciones, algo que consideran suicida y podría dejar a los socialistas por debajo de los 50 escaños.
En Ferraz, donde ayer se reunió lo que queda de la ejecutiva federal, los fieles a Sánchez opinan que quienes han roto todos los esquemas de lealtad que tradicionalmente han regido en el PSOE han sido, precisamente, los barones que pilota Susana Díaz, intentando precipitar por las bravas un relevo en la dirección. Solo si el secretario general “en funciones” saliera escaldado este sábado de la reunión a la que están convocados cerca de 300 dirigentes, se plantearía una marcha atrás, eso sí para coger fuerzas y concurrir a las elecciones primarias donde, tarde o temprano, tendrá que pronunciarse la militancia. A esta consulta interna, Sánchez iría con la mentalidad de asistir a un plebiscito: “yo soy la izquierda del partido, pero si queréis elegir a los que proponen convertirse en subalternos del PP, allá vosotros”.
Susana Díaz entonó ayer en Sevilla una homilía abierta a los medios en el comité director del PSOE andaluz. Como es su costumbre, no despejó si se presentará o no como candidata al trono de Ferraz y aprovechó para golpear a Sánchez. Con un lenguaje alambicado, le dijo que los militantes no son los que tienen que decidir la estrategia del partido, que se mueve por intereses personales, que su gestión ha traído en los dos últimos años numerosas derrotas electorales y que, por lo menos, JoséLuis Rodríguez Zapatero, al que elogió junto a Felipe González, actuó por el interés de España.
Díaz acusa a Sánchez de haber dirigido el partido con temeridad y de no haberle defendido siquiera de los ataques de Podemos. La presidenta andaluza dice estar convencida de que Pablo Iglesias quiere devorar al PSOE como lo ha hecho con Izquierda Unida y ella se pone a disposición de toda la organización para impedirlo.
Pedro Sánchez siguió los lances de Díaz desde el cuartel general de Ferraz y no se sorprendió de lo que vio por el monitor. En cambio, sigue dolido por la traición que ha sufrido de otra andaluza, ni más ni menos que la presidenta del PSOE, Micaela Navarro. Es una de las dimisionarias y no se lo esperaba de ella porque en el partido es conocida la mala opinión que tiene de la presidenta de la Junta –sufrió acoso laboral cuando era su subordinada – y, sin embargo, siempre se ha distinguido por elogiar la valía del secretario general. Infidelidades como estas pueden volver a repetirse mañana en un comité federal que se presume de alto voltaje.