EL AfD LLEGA AL PARLAMENTO DE BERLÍN

Disolución de la Eurozona y cepo al Islam: La nueva Alemania

Otro golpe duro contra la Unión Demócrata Cristiana (CDU según sus siglas en alemán) de Ángela Merkel, así como contra toda la política de centro de ese país y del continente europeo. El domingo pasado los berlineses castigaron a los 2 partidos que han gobernado la capital y el país en los últimos años: además de la CDU, también perdió votos el Partido Socialdemócrata (SPD) del actual alcalde Michael Müller. Así y todo, los socialdemócratas ganaron la elección con el 21,6% de los votos, lo suficiente como para que Müller siga siendo alcalde de la ciudad-estado de Berlín, en dónde viven 3 millones y medio de personas. La CDU sacó 17,6%, el peor resultado obtenido en la historia del partido en Berlín. El partido Alternativa para Alemania (Afd), euroescéptico y anti-musulmán, entró en el Landtag (parlamento estatal) de Berlín por primera vez, con el 14% de los votos. Es el segundo golpe electoral contra la CDU en lo que va del mes, luego de haber quedado tercero en Mecklemburgo-Pomerania Occidental, debido al avance del AfD, que hoy está presente en 10 de los 16 parlamentos estatales. “Está siendo descripto como el ‘malestar Merkel’. Por segunda vez, los conservadores de Ángela Merkel han sufrido otra derrota humillante en una votación regional. Ambas votaciones son vistas principalmente como un veredicto sobre la política de refugiados de Merkel. Pero el resultado también refleja el desencanto creciente con los partidos de establishment de Alemania. Los socialdemócratas pueden haber ganado la elección aquí pero han perdido votantes; su éxito está siendo descrito como la victoria más débil de todos los tiempos”, escribió Jenny Hill, corresponsal de la BBC en Berlín. “Ángela Merkel está tambaleándose”, dijo Wolfram Weimer del canal de noticias N-TV. “Su aura de ganadora ha sido destruida, así como su imagen de estratega de poder previsora e inteligente.”

“Les tocó en suerte una época extraña.
El planeta había sido parcelado en distintos países,
cada uno provisto de lealtades, de queridas memorias,
de un pasado sin duda heroico, de derechos, de agravios,
de una mitología peculiar, de próceres de bronce, de aniversarios, de demagogos y de símbolos.
(...)”
Jorge Luis Borges,
Clarín,
26 de agosto de 1982.

 

Cuando una veintena de profesores universitarios y políticos procedentes de diversas formaciones de izquierda y derecha se unieron para fundar en 2013 Alternative für Deutschland, definieron a su nuevo partido como "eurocrítico", no euroescéptico ni antieuropeo, tal como se dijo después. En todo caso, su propuesta estrella era nada menos que la disolución de la zona euro, lo cual dejaba pocas dudas sobre sus intenciones.

Pero no fue hasta 2015, tras estallar la crisis de los refugiados en Europa, cuando el discurso de AfD tomó un cariz claramente xenófobo. Los atentados islamistas en suelo alemán de este año han catapultado sus expectativas de voto entre una ciudadanía alarmada y desorientada.

“El panorama político de Alemania está cambiando. La retórica anti-inmigrante y anti-musulmana del AfD resuena en el electorado. El partido hoy está casi seguro de ganar asientos en el Parlamento nacional el año que viene, lo que podría complicar la construcción de coalición. Los comentadores predicen el comienzo de una política más compleja. Y muchos culpan a Ángela Merkel”, explicó la BBC.

Para Michael Stürmer, jefe de corresponsales del diario Die Welt, historiador alemán y ex asesor del canciller de la ex Alemania Federal, Helmut Kohl, si el AfD pudo llegar hasta aquí, fue porque del otro lado se encontró con “un Gobierno que se negó a responder a preocupaciones muy serias y en ocasiones justificadas.”

El AfD nació en oposición a los rescates millonarios de Bruselas a los países de la eurozona en crisis, pero rápida y astutamente sumó a su agenda el rechazo a la inmigración y al islam, temas candentes en la opinión pública.

“Fue un secreto abierto durante los últimos 2 años en Berlín que el FBI alemán, el Bundespolizei, había advertido a los políticos y al Gobierno especialmente, al ministerio de Interior, sobre lo que vendría. Y dijeron muy precisamente que en 2015 tendríamos 1 millón de refugiados”, revela Stürmer en la cadena de noticias Al Jazeera.

“En lugar de preparar centros de ingreso computarizados y otras cosas necesarias, no se hizo nada y esperamos. Y lo que es peor, en lugar de eso los europeos -incluida Alemania- recortaron los fondos a los campos de refugiados en Jordania y el Líbano. Y eso fue lo que realmente disparó la ola de inmigración. Así que no fue que vino de la nada”, explica Stürmer.

Fue algo que se fue construyendo y hubo avisos que el Gobierno no quiso o no pudo escuchar. Sin embargo, Stürmer considera que el peor error de Ángela Merkel probablemente haya sido no saber comunicar que ella ya ha, de hecho, comenzado a virar en su política migratoria. Quizás en la opinión pública, con alrededor de 1 millón de inmigrantes y refugiados ya en el país, sea demasiado tarde para dar un giro.

La ex presidenta del consejo Charlotte Knobloch, que dirige la comunidad judía de Munich y Alta Baviera, emitió un comunicado instando a “los partidos democráticos de Alemania hacer un buen uso del tiempo de aquí a las próximas elecciones de 2017 para detener el renacimiento nazi”.

3 estados adicionales tendrán elecciones en la 1ra. mitad de 2017, seguido de elecciones legislativas nacionales en septiembre.

Knobloch, quien sobrevivió al Holocausto escondida cuando era una niña en Baviera, calificó al AfD como “un partido que incita a las minorías de una manera desagradable, que quiere hacer de nuevo aceptable la terminología nacionalsocialista, no es capaz de distanciarse de manera creíble de los neonazis y niega el Holocausto”, y dijo que su triunfo en los parlamentos estatales es una” verdadera pesadilla”.

Ella advirtió: “Temo por el futuro bueno y pacífico de nuestro país.

A pesar de la lógica preocupación de la opinión pública ante el ascenso de un partido que aspira a romper las reglas del juego en Alemania y en Europa, es absurdo comparar el ideario de AfD con el del antiguo NSDAP (Nationalsozialistische Deutsche Arbeiter Partei o Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán) de los años ‘30, igual que es un error identificar a este partido como "los nuevos nazis", como tan alegremente se ha hecho en algunos medios de prensa del continente. Basta con leer algunos libros de historia para hallar grandes diferencias.

Sería más correcto etiquetar al partido liderado por Frauke Petry como nacionalista, populista e incluso de extrema derecha. Si analizamos fríamente las propuestas de AfD vemos que se acercan más a las del Front National francés, aunque voces destacadas como las del líder del SPD (Sozialdemokratische Partei Deutschlands o Partido Socialdemócrata Alemán), Sigmar Gabriel, insisten en la comparación: "todo lo que dicen ya lo oí yo en boca de mi padre, que fue nazi hasta el último suspiro".

Se tambalea el pilar de la estabilidad de Europa

Merkel apeló durante mucho tiempo a una solución europea al problema de la inmigración, y hoy se encuentra aislada porque todos los demás en la Unión Europea están demasiado débiles para sumarse a una solución compartida, explica Uli Brückner, profesor de la Universidad de Stanford, especialista en Integración Europea, especialista en política exterior de la Unión Europea en Al Jazeera.

“La canciller ha empezado a dar un giro en U pero no lo ha comunicado. Es una gran mujer pero una de sus debilidades es una falta de empatía, una falta de comunicación y para los políticos en la era de la democracia, este es un defecto muy serio. Y es algo irónico que la misma mujer que hace 2 años era una de las mujeres más poderosas del mundo, ahora enfrenta una situación en la cual no tiene ninguna salida feliz”, dijo Stürmer.

“Alemania ha sido durante décadas el pilar de la estabilidad en Europa y el CDU ha sido el pilar de la estabilidad en Alemania. Todo esto están en peligro a menos que la canciller dé una curva y muestre mayor comprensión por el hombre común”, explicó Stürmer, quien además agregó que “Alemania tiene una estructura política complicada, no solo por el federalismo, hay 16 estados, elecciones cada 3 meses, una excitación constante en el aire.

No los unirá el amor, sino el espanto

“(...) Aquí el incierto ayer y el hoy distinto
me han deparado los comunes casos
de toda suerte humana; aquí mis pasos
urden su incalculable laberinto.
Aquí la tarde cenicienta espera
el fruto que le debe la mañana;
aquí mi sombra en la no menos vana sombra final se perderá, ligera.
No nos une el amor sino el espanto;
será por eso que la quiero tanto
. (...)”.
Jorge Luis Borges,
Buenos Aires.


El AfD no está solo en su ascenso. Bien por el contrario, con el avance de los populistas de derecha, Alemania solo se está “normalizando”, es decir, se está pareciendo más al promedio de sus países vecinos, casi todos de los cuales tienen algún partido euroescéptico y anti-islam dentro de la política mainstream.

Están, por ejemplo, el Frente Nacional de Marine Le Pen en Francia; el Partido de la Libertad en Holanda, que dice que quiere cerrar mezquitas y prohibir el Corán; y el Partido del Pueblo en Dinamarca –el segundo más importante de ese país-, que presiona por políticas anti-inmigración más fuertes.

Sin embargo, advierte Brückner, el AfD no pertenece al mismo campo homogéneo de ultraderecha racista y ultranacionalista que se encuentra presente en otros países. Thorsten Benner, director del Global Public Policy Institute, y profesor adjunto de la Hertie School of Governance, especialista en política de la Unión Europea, considera que el AfD entrará con certeza al Parlamento en las elecciones federales de septiembre de 2017. “Alemania se convertirá en un país normal del norte de Europa central. Todos nuestros vecinos tienen una fuerza populista de derecha en el Parlamento”, dijo Benner a Al Jazeera.

En el curso del año y medio que viene, habrá elecciones nacionales también en Francia, Holanda y Austria, además de referéndums claves en Italia y Hungría. En el caso de este último país, el primer ministro Victor Orban –férreo opositor a los planes de reparto de refugiados diseñados por Bruselas- ha convocado a una consulta popular contra la aceptación obligatoria de refugiados en ese país.

Durante la última cumbre de la Unión Europea en Bratislava, capital de Eslovaquia –adonde estuvieron reunidos 27 jefes de Estado y la gran ausente fue la primera ministra británica, Theresa May-, Orban dijo que es necesaria una "contrarrevolución cultural" para “salvar los valores europeos”.

En Bratislava, “el bloque de Visegrado integrado por Hungría, Polonia, Eslovaquia y la República Checa, presentó un documento donde plantean la formación de un ‘ejército comunitario’ para la defensa de las fronteras, el rechazo a la ‘obligatoriedad’ en las cuotas de refugiados y limitar los poderes de Bruselas”, escribió la historiadora Josefina L. Martínez en el portal de izquierda SinPermiso.

“Paradójicamente, este último es uno de los pocos puntos de ‘acuerdo’ que puede salir de la reunión”, concluyó Martínez. Francia y Alemania también quieren fortalecer los sistemas de defensa de Europa y sus fronteras contra la amenaza terrorista, formando una alianza militar separada de la OTAN. ”No los unirá el amor, sino el espanto”, escribió Martínez.

El fin del “consenso europeo

“Las divisiones entre Norte y Sur, Este y Oeste y miembros y no-miembros de la eurozona, a la que suma un rosario de Gobiernos y fuerzas políticas profundamente reaccionarias en materias de identidad e inmigración, mantienen paralizada a la UE”, explica el diario español El País.

Y “tanto François Hollande como Ángela Merkel viven pendientes de sus calendarios electorales, lo que impide que el eje franco-alemán, del que cabría esperar iniciativas decisivas, pueda señalar el camino.”

Pero lo cierto es que cada minuto que los políticos de centro de Europa no llegan a un acuerdo en temas clave, la ultraderecha sigue sacando réditos del caos.

“No es de extrañar que en estas circunstancias la cumbre de Bratislava haya identificado en la seguridad el mínimo común denominador que puede unir a los 27 y mantener la ficción de un proyecto común hasta que el calendario electoral se despeje en Berlín y París y se sepa algo más de cómo se va a gestionar el proceso de salida del Reino Unido”, explica El País.

“Estamos ante una crisis histórica, el fin del ‘consenso europeo’, la crisis del proyecto más ambicioso de las burguesías europeas desde la posguerra. Un analista del periódico Financial Times advierte acertadamente esta semana que un ‘espíritu hostil a Bruselas’ recorre no solo a los emergentes partidos de la extrema derecha, sino que comienza a contagiar al ‘mainstream’ de la UE. Los partidos del ‘centro político’ están presionados por la emergencia de los euroescépticos y toman parte de su agenda”, escribió Martínez en SinPermiso.

Diferencias irreconciliables entre Francia y Alemania

Marcos Suárez Sipmann asegura en el portal financiero español El Economista que el rechazo a la Unión Europea nace de la preocupación por la pérdida del poder del Estado.

“Ello se traduce en su rechazo a Europa y una radical oposición al euro. Le Pen (N de la R: líder del Frente Nacional en Francia) incluso promete la celebración de un referéndum sobre la pertenencia en la UE, aboga por salir de la OTAN, manipula el miedo francés a la globalización y se opone a la existencia misma del FMI, el Banco Mundial y la OMC”, escribió Sipmann.

Ángela Merkel y el Presidente francés François Hollande son quienes hoy tienen mayor poder de resolver la crisis existencial que atraviesa la UE.

Pero “sus intereses son irreconciliables”, escribió Rafael Poch en el diario La Vanguardia.

“La moneda europea es una prisión sin posibilidad nacional devaluadora, un corsé que el ordoliberalismo alemán empeoró con el límite de déficit del 3% del PIB y un Banco Central Europeo obsesionado con la inflación e indiferente al empleo.”

Respecto de un posible acuerdo entre los 2 países, Poch lo tacha de imposible.

“No hay acuerdo posible entre Francia y Alemania sobre el núcleo de esta crisis: Berlín nunca aceptará las transferencias presupuestarias o la imposición a los superávits de los exportadores, necesarios para cualquier proyecto aceptable y nivelador de fortalecimiento de la UE. Antes que eso la escisión en dos regiones, en dos euros (escenario barajado por Wolfgang Schäuble y el ministerio de Finanzas en Berlín desde hace años), pero ni Hollande ni Merkel van a osar hablar de una posible e inevitable deconstrucción de la UE, de la necesidad de una marcha atrás ordenada. En lugar de eso el conejo que se sacan de la chistera es militar: avanzar en la Europa de la defensa, una alianza militar europea separada de la OTAN.”