por RAFAEL GUERSCHANIK
EL GAS Y EL NUEVO CUADRO DE PRECIOS RELATIVOS
Atención Macri: No repetir el error de Piñera
Regresar 10 años atrás es el gran objetivo de la Administración Macri: con los indicadores de 2005/2006, la ambición política del Presidente de la Nación podría cumplirse sin mayores dificultades. El problema es que algunas de las acciones fundamentales para intentar cambiar el escenario amenazan con colapsar la Máquina del Tiempo, aún cuando pueda superarse una Audiencia Pública no vinculante, de mucho ruido y pocas nueces. Ese es el punto que advierte el consultor, Rafael Guerschanik, hoy día experimentando con el periodismo de análisis.
Han transcurrido 9 meses de la Administración Macri y aún se desconoce en qué consiste su plan económico. Aún cuando no hay un Ministerio de Economía sí existe un gabinete económico, que para su trabajo cotidiano como equipo debería tener un documento que coordine sus acciones.
Tampoco se ha difundido cuál es el ‘modelo’ que propicia la Administración Macri, que todos imaginan antagonista del que ejecutaron los Kirchner, al menos entre 2007 y 2015, pero esto sólo es una sospecha y no una definición de parte de las autoridades gubernamentales. Por ejemplo, se desconoce si la energía será un negocio en sí o será una palanca para el desarrollo de la industria, que muchos casos ya tienen subsidios concedidos.
Sorprende que sin ‘modelo’, o sea una idea-marco, y sin un plan, que consiste en la identificación de los instrumentos necesarios, la Administración Macri realmente se encuentra convencida de que ha sorprendido gratamente a decenas de ejecutivos de empresas multinacionales para que propongan a sus directorios invertir en la Argentina. ¿No estarán viviendo un típico 'efecto burbuja' que tanto erosionó a las Administraciones Kirchner?
¿Cómo harían esos ejecutivos las presentaciones de propuestas de inversión a sus directorios sin los datos imprescindibles acerca del plan en ejecución en la Administración Macri? El Banco Central promete para dentro de algunos días una proyección de inflación esperada mes a mes hasta 2019 pero, sin embargo, su titular, Federico Sturzenegger, ha afirmado y reiterado que, más allá de que la inflación resulte un fenómeno monetario, está sujeta a decisiones fiscales que le ha reclamado, sin éxito, al ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay.
Es probable que, en parte y tal como lo hicieron las Administraciones Kirchner, toda esta euforia acerca del mini Davos sólo se trate de crear un suceso externo para hacer política doméstica. En ese contexto es probable que tenga que ubicarse el viaje que el fin de semana emprenderá el presidente Mauricio Macri a Nueva York para hablar el lunes 19/09 en un evento organizado por una división de negocios del diario Financial Times acerca de las inversiones en la Argentina.
La contratación del grupo publicitario británico WPP, que ideó y promovió el llamado mini Davos en el Centro Cultural Kirchner, y la contratación del grupo periodístico británico Financial Times (hoy día controlado por capitales japoneses) resultan una millonaria inversión que apunta a recuperar el respaldo del ‘círculo rojo’, que durante las semanas recientes desconfió de las promesas de la Administración Macri.
II.
Los empresarios visitantes han solicitado, durante el coloquio en el CCK, modificaciones estructurales en materia de políticas laborales, tributarias y de inversiones extranjeras.
La Administración Macri no está en condiciones legislativas de realizar las modificaciones solicitadas por los visitantes.
Curiosamente tampoco resultan su prioridad, que sí lo es intentar ganar las elecciones de medio término, en 2017, motivo por el cual el PRO, partido núcleo de la alianza Cambiemos, inició por anticipado el año electoral.
Las campañas proselitistas, con jingles pegadizos y consultores de imagen buscando inyectar carisma a sus clientes políticos, quienes usualmente intentan impactar en la opinión pública de manera tal de influenciar en la decisión del sufragio ciudadano, otra vez en un contexto recesivo (5to. año de estanflación ininterrumpida), no tendrían ahora el efecto suficiente de otras campañas.
Sin embargo, estos mecanismos convencionales a menudo no ayudan a encontrar los consensos necesarios para lograr políticas públicas que permitan escalar en el desarrollo de una sociedad. La alternativa consiste en una ampliación de las grietas sociales, siempre difíciles de cerrar.
Vale la pena considerar lo que ocurrió durante los gobiernos democráticos desde la recuperación civil consecuencia de la derrota militar en la Guerra de Malvinas.
En los 33 años transcurridos se rescata el apego a la Constitución Nacional que recibió y la aprobación de un puñado de leyes decisivas que ejecutó el gobierno de Raúl Alfonsín, quien priorizó los valores democráticos al transcurso de la economía; la audacia del presidente Carlos Menem para intentar equilibrar un país quebrado, modernizar gran parte de su infraestructura y brindar a una generación la experiencia de 10 años sin inflación.
Luego, la levedad tanto de Fernando De la Rúa como de Eduardo Duhalde, aún con sus mejores intenciones, dejó el mensaje que ningún dirigente es dueño de los tiempos, que generalmente son muy crueles cuando se postergan las soluciones en nombre de mantener la paz social.
Entonces llegó Néstor Kirchner, cuyos números macroeconómicos 2005/2006 parecen resultar cercanos a los que desearía alcanzar Mauricio Macri hoy día.
En aquel período, anterior a la destrucción de los superávits gemelos, con un INdEC confiable, la inflación fue de un dígito, cercano a 9%; el crecimiento del PBI fue de 8%, el superávit fiscal nacional alcanzó el 3,6% y las inversiones sumaron un 21% del Producto Bruto. Hasta fines de 2005 el ministro de Economía fue Roberto Lavagna, en el Banco Central se marchó Alfonso Prat-Gay pero arribó Martín Redrado, y entre los funcionarios se encontraba, en el área de inversiones por ejemplo, la profesora en el MIT Beatriz Nofal, en un equipo tan capaz como el de los actuales funcionarios pero con mayor experiencia pública. No se conocían opiniones contrarias a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, y el Ejecutivo Nacional parecía obtener un importante consenso social.
Es curioso que hayan transcurrido apenas 10 años y en 2016 los funcionarios pretendan lograr índices similares que parecen difíciles de conseguir, más allá de la corrupción ya por entonces existente pero recién hoy día investigada y difundida para promover un proselitismo que puede resultar un búmeran para las inversiones que se quieren conseguir. O acaso la principal promesa de inversión en Davitos, viene de una empresa alemana sancionada por casos de corrupción en su propio país. Decía un amigo, haciendo un paralelo con la difusión permanente de noticias de la corrupción: "La lluvia es buena para el campo pero mala para los seguros, porque aumentan los accidentes".
III.
Más tarde llegó la revolución social, que le agregó más de 2,5 millones de jubilados sin aportes al sistema previsional, incluyó el pago de más de 1 millón de subsidios para diferentes planes sociales y destrozó el superávit fiscal.
Cristina Fernández quiso compensar esta situación 'dibujando' un aumento en las retenciones a la soja -conflicto con el campo en 2008- y como no pudo lograrlo totalmente limitó la copartición de impuestos con las provincias, que a su vez para financiarse tuvieron que incrementar fuertemente sus Ingresos Brutos e inmobiliarios, mientras los municipios ajustaban sus ABL hasta el 1.000% y patentes, peajes, multas... agregando casi 5 puntos mas de presión tributaria a los impuestos nacionales.
Muchos de estos impuestos provinciales fueron incluidos en las tarifas de la energía -motivo por el cual los usuarios percibían diferencias tarifarias entre el Área Metropolitana Buenos Aires y el interior del país- y por si todo esto fuera poco, hubo que importar petróleo, que habia llegado a US$ 140 el barril.
La Administración Macri llegó con una tarea complicada por delante pero quizá, a causa de un error de terapia aconsejable, la está complicando más.
Para reordenar el resultado fiscal se ha propuesto compensar la baja en términos reales de los planes sociales con instrumentos como el poco exitoso descuentos de IVA, que sólo fue usado por una parte pequeña de los usuarios comprendidos; y la licuación de al menos una porción de la masa salarial del sector público, no ajustándolos según la inflación real, también reconsiderar al menos parcialmente la masa previsional y conseguir en el mediano plazo estirar la edad de retiro en nombre de una reparación histórica que en verdad se acerca mas a una licuación de pasivos acumulados por otros gobiernos.
La otra mitad del déficit fiscal lo ambiciona compensar con el nuevo cuadro tarifario energético, en nombre de la escasez de la energía, un concepto discutible en un mundo en el que sobra la energía por la declinación económica de China y el desarrollo energético de USA y consecuentemente generó precios declinantes lo que han perjudicado fuertemente los resultados de las petroleras: el barril de crudo que estuvo a US$ 140 hoy día no supera los US$ 45 achicando fuertemente nuestro déficit comercial energético .
El precio del gas internacional declinó de US$ 12 el millón de BTU a US$ 2,5, pero el asunto se mezcla con negocios corporativos como Vaca Muerta, entre otros, y la necesidad de transferir el costo a los usuarios residenciales, consumidores de sólo el 30% de la energía total, asunto que ha llevado a la Administración Macri que le cueste definir claramente, el valor del gas en boca de pozo, un laberinto peligroso, que hará que todos los meses les recuerde a los ciudadanos el aumento tarifario al abrir sus facturas de servicios
A pesar de que consiga superar la Audiencia Pública no vinculante que intentó evitar, la Administración Macri no debería dejar de contemplar que un error similar cometió Sebastián Piñera en Chile, y le provocó una pérdida de imagen pública positiva de 30 puntos, de la que no pudo recuperarse.
Sin duda es un talón se Aquiles que la Administración Macri debería percibir en vez de confundir el poder adquisitivo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con el del resto del país. Hay otros indicadores propios de CABA que también intentan proyectarse al país y es el origen de otros errores de decisiones de política económica. Pero mejor dejarlo aquí, por ahora.