Conocido como "el Frank Underwood brasileño", en referencia al maquiavélico legislador corrupto de la serie "House of Cards", Eduardo Cosentino da Cunha, fue cesado como legislador.
TEMER NO PUDO SALVARLO
Por corrupto, cayó Cunha el impulsor del juicio político contra Dilma
La Cámara de Diputados de Brasil destituyó a Eduardo Cosentino da Cunha, impulsor del juicio político y destitución de la presidenta de izquierda Dilma Rousseff, por ocultar cuentas bancarias en Suiza. Hay que recordar los hechos: en la investigación O Lava Jato, la Justicia encontró testimonios de procesados que llevaron hasta cuentas bancarias no declaradas de Cunha en Suiza. Éste decidió presionar a Dilma Rouseff para que exigiera a la Justicia que frenara la investigación sobre su dinero negro. La consecuencia de que Dilma no intervino fue que él impulsó, por un tema menor, el juicio político a quien era la Presidente de Brasil. Pero Cunha era y es corrupto. No pudo sostenerlo ni su colega dentro del Partido Movimiento Democrático Brasilero que hoy día es el Presidente de Brasil, Michel Temer.
Influyente político y férreo opositor al Partido de los Trabajadores (PT), adquirió especial relevancia al ser señalado como quien ideó el proceso de juicio político en contra de la ahora destituida Presidenta Dilma Rousseff, y de utilizar sus influencias en el Parlamento para concretar su salida del poder.
Economista de 58 años, su lanzamiento a la fama se produjo a través de un programa radial de Río de Janeiro. Cuando obtuvo su cargo, lo celebró con una ceremonia en una iglesia evangélica y poco a poco se convirtió en uno de los parlamentarios con mayor influencia en el Congreso brasileño.
En un comienzo, el prominente diputado del Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) fue miembro del oficialismo, en el marco del acuerdo entre su colectividad y el PT. Sin embargo, le declaró la guerra a Rousseff, luego de que se le acusara de estar involucrado en el escándalo de corrupción de Petrobras y la entonces Presidenta no frenara la investigación.
A pesar de su gran poderío, Cunha perdió mucha credibilidad al ser involucrado en las irregularidades de Petrobras. Tras una investigación, en el marco de la operación conocida como "Lava Jato"("lavado de autos"), el Ministerio Público brasileño acusó al legislador de recibir sobornos por un total de US$ 5 millones entre 2006 y 2012, y de mantener una serie de cuentas en Suiza, presuntamente utilizadas para el lavado de dinero.
Sin embargo, debido a su fuero parlamentario, sólo el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) podía juzgarlo. Así, en marzo de este año, la máxima corte decidió aceptar las acusaciones sobre Cunha, convirtiéndolo en el único político brasileño con fuero en ser procesado.
Como represalia contra Dilma, en 2015 decidió dar el vamos a una acusación en contra de la ex jefa de Estado e impulsar el quiebre de la alianza gubernamental entre el PMBD y el PT, que se debilitó en gran medida producto de la maniobra de Rousseff de nombrar como ministro a su padrino político, el cuestionado ex Presidente Luiz Inácio Lula da Silva, para salvarlo de las investigaciones en su contra.
La Cámara de Diputados ya había decidido, por medio de la Comisión de Ética de la entidad, someterlo a un juicio político con miras a su destitución. Y en mayo fue suspendido provisionalmente de su cargo de presidente de la Cámara, al cual posteriormente renunciaría de forma definitiva.
A pesar de eso, Cunha decidió mantener su escaño como diputado. Pero ahora perdió también su banca.
El plenario, con un quorum de 470 diputados, decidió poner fin a su mandato por 450 votos a favor, 10 en contra y 9 abstenciones (el presidente no votó), al cabo de una sesión intensa en la que el propio Cunha asumió personalmente su defensa.
"Declaro la pérdida del mandato del diputado Eduardo Cunha por conducta incompatible con el mandato parlamentario", señaló el fallo leído en el recinto.
Ahora él enfrenta, ya sin fueros, causas ante el Supremo tribunal federal (STF) por corrupción pasiva, lavado de dinero, ocultamiento de cuentas en el extranjero abastecidas con dinero ilegal de Petrobras, abuso de poder y realización de maniobras para obstaculizar investigaciones, entre otras.
Durante su alegato, Cunha criticó a Rousseff y al Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) pero por momentos se le quebró la voz: "No mentí, no hay cuenta, ¿dónde está la prueba? No hay prueba (...) No me juzguen por lo que dice la opinión pública. Es el precio que estoy pagando para que Brasil quede libre del PT. Me están cobrando el precio del impeachment que acepté y que nadie más estaba en condiciones de hacer en ese momento", dijo después de recordar a sus colegas que al menos 160 de ellos también enfrentaban investigaciones judiciales.
Rousseff acusó a Cunha y a su vicepresidente Michel Temer, que la reemplazó tras ser destituida, de haber llevado a cabo un "golpe de Estado" parlamentario.
Tanto Cunha como Temer pertenecen al PMDB, que fue durante largos años el principal aliado del PT. Tras ser electo presidente de la Cámara en 2015 y devenir segundo en la línea de sucesión de Rousseff, le declaró la guerra al gobierno, irritado por acusaciones de que había cobrado al menos cinco millones de dólares en sobornos para facilitar negocios en Petrobras, convencido de que eran motorizados por el PT.
Cunha sobrevivió políticamente apenas dos semanas a Rousseff. Pero la ex Presidenta no enfrenta el peligro de prisión que sí tiene por delante el ex legislador.