FORO DE INVERSIÓN Y NEGOCIOS

Nubarrones en el Mini Davos: “Las inversiones para proyectos nuevos casi no crecieron”

Este martes (13/9) el presidente Mauricio Macri inaugurará en el Centro Cultural Kirchner, el Foro de Inversión y Negocios de Argentina, que reúne a casi 2000 líderes empresarios de 67 países. El objetivo es conseguir para el país las tan ansiadas inversiones que ayuden a reactivar la economía y generar empleo. Por eso importante conocer el contexto de la IED (Inversión Extranjera Directa) en el mundo para saber qué puede esperar la Argentina. Un solo dato ya es alarmante: en 2015 las inversiones para proyectos nuevos casi no crecieron, reveló un informe de Desarrollo de negocios Internacionales (DNI).

Desde las 9, Mauricio Macri encabezará la ceremonia que se llevará a cabo en el ex edificio del Correo Central, que dejará inaugurado el Foro de Inversión y Negocios de Argentina. Según los organizadores del evento, nuestro país presenta oportunidades de inversión por más de u$s 175.000 millones, distribuidos en sectores como energía y minería, infraestructura, agroindustria, bienes industriales y servicios y tecnologías.

Tras la apertura del foro, está previsto que el Presidente mantenga encuentros con integrantes de su gabinete.

El Gobierno nacional apuesta fuerte al éxito del foro para lograr las inversiones que le permitan reactivar la economía y generar empleo. Se trata de una de las principales promesas de campaña de Cambiemos para el segundo semestre. Pero el contexto de la inversión extranjera directa (IED) en el mundo no es el mejor para nuestro país. Según el último informe de la consultora Desarrollo de negocios Internacionales (DNI), “en el mundo en 2015 las inversiones para proyectos nuevos casi no crecieron. Y además -y esto debe preocupar a Argentina- en 2015 en Latinoamérica las M&A (fusiones y adquisiciones) decrecieron 60,2% y los proyectos “greenfield” (proyectos nuevos) cayeron 16,2%”.

La conclusión sería que “ lo más probable es que Argentina pueda esperar inversiones en proyectos ya existentes”.

A continuación, los principales puntos del informe de DNI:

Aún con las dificultades que exhibió el mundo, la IED creció en 2015 un 36%. Llego al máximo nivel desde 2007. Sin embargo esos flujos estuvieron distribuidos de diversa forma, con alzas en las economías desarrolladas (especialmente Norteamérica, donde creció 89%) y con descensos en Latinoamérica (-11,2%).

Una gran porción de ese alza mundial se explicó por fusiones y adquisiciones (M&A), que crecieron 61%; mientras los niveles en proyectos nuevos (“greenfield”) permanecieron constantes (crecieron 0,9%).

Esto pone en advertencia a Argentina, porque en el mundo en 2015 las inversiones para proyectos nuevos casi no crecieron. Y además -y esto debe preocupar a Argentina- en 2015 en Latinoamérica las M&A decrecieron 60,2% y los proyectos “greenfield” cayeron 16,2%.

Por ende, si se repite aquí lo que ocurre en el mundo,  lo más probable es que Argentina pueda esperar inversiones en proyectos ya existentes (que se refuercen por re inversión de utilidades o por inyecciones de capital de sus accionistas) y no sea tan generosa la llegada de inversiones sobre proyectos nuevos.

Aún con un descenso (-23%), Brasil fue el único latinoamericano en el lote de 10 principales receptores de IED en el mundo el año pasado (el octavo, con 56 “billons” -miles de millones de dólares-). La IED creció en Norteamérica, Europa y Asia Emergente; y decreció en el resto del mundo.

En el mundo, el país con mayor recepción de IED en 2015 fue EEUU, que recibió 384 billiones, seguido de Hong Kong y China y Holanda y el Reino Unido. En Latinoamérica además de caer en Brasil, cayó en Chile (-38%) y Colombia (-15%) y se elevó en Perú (11%).

En los últimos años, los principales orígenes de IED a la región han sido EEUU, Holanda, España, Reino Unido, Bélgica y Francia. Y de entre los latinoamericanos los que más han invertido en la región son México y Chile.

Situación y evolución reciente en Argentina:

Parece apropiado recuperar terreno en ese ámbito: la IED en Argentina no supera (datos del último lustro) el 2% del PBI (según estimaciones de CEPAL habría rondado los 11.000 millones de dólares en 2015). Cuando en el mundo (según la UNCTAD) casi el 30% de la inversión es de origen extranjero (en América Latina y el Caribe, 27%; y en las economías emergentes, 30%); en Argentina la IED representa alrededor del 15% de la tasa de inversión interna bruta fija (tasa que es además sustancialmente inferior en relación al PBI que en la región).

Argentina recibió en el último lustro (IED) de la mitad que Chile y menos del 20% que Brasil.

Considerando los flujos receptivos de IED en 2015, Argentina no ha pertenecido al grupo de principales receptores de IED en la región. En realidad eso se mantenido por varios años últimamente. Los datos publicados por CEPAL relativos al último 2015 confirman la situación de Argentina que se repitió por al menos un lustro: está por debajo no solo de Brasil o México (economías más grandes en tamaño) sino también de otras que no son mayores que Argentina (como Chile o Colombia). Y estuvo hace un par de años, bajo el nivel de Perú.

Si se analiza una serie más larga se comprende la enorme pérdida de relevancia relativa argentina. En el último lustro del siglo XX, Argentina había recibido 15,75% del total de IED de Latinoamérica y el Caribe (un promedio anual en el período 95/99 -último lustro del siglo XX- de 10.599 millones de dólares anuales en el lapso, mientras la región recibió en esos 5 años un promedio de 67.295 millones de dólares anuales); mientras el año pasado recibió apenas 6,50% del total regional. Resulta notable observar que Argentina recibía hace 20 años cifras similares de IED que en los años actuales, mientras la región elevó la recepción de IED desde unos 22.000 millones de dólares (promedio 90/95) a unos 110.000 millones en 2005, unos 113.000 millones en 2010 y casi 180.000 en 2015.

Argentina nunca recuperó posiciones en recepción de IED después de la crisis de 2001. Si Argentina hubiese mantenido la participación en la IED en la región, hubiera recibido el año pasado unos 26.800 millones de dólares (más del doble de lo que recibió) y unos 90.000 millones de dólares adicionales a los que recibió desde 2010 a la fecha.

Adicionalmente, deberá trabajarse para que el componente de la IED varíe. En efecto, en la región, el principal componente de la IED es los aportes de capital (50%), y eso parece ser lo más necesario para Argentina. Luego, la reinversión de utilidades ha sido en los últimos años en la región en general solo el 25% del total de la IED. En Argentina en cambio, la reinversión (incluso forzada por el “cepo” hasta el año pasado) explicaba en 2014 (último año medido) más del 100% del total (hubo resultados negativos en préstamos y aportes), mientas que explicó 2/3 del total en 2013 y más de la mitad en 2012.

Si bien los “anuncios” formales de inversión extranjera no se computan para el cálculo anual de flujos de IED (se calculan los dólares ingresados efectivamente), el Ministerio de Hacienda ha informado que en los primeros siete de meses de gobierno (2016) se han anunciado ya 29.372 millones de dólares en proyectos de inversión, de los cuales 20.198 son de origen extranjero privada (no puede estimare aun cuanto de ello ejecutara en 2016). En cuando a sus destinos, las principales provincias que recibirán inversiones serán Salta (la primera), con u$s 3.040 millones; y Buenos Aires (la segunda en relevancia en los anuncios), con u$s 2.896 millones.

Parece estar generándose en Argentina cierta ansiedad en relación al tiempo de llegada de las inversiones. Y quizá no sea pertinente perder de vista que todo requiere un ciclo.

Diversos estudios han analizado las condiciones que los flujos de IED requieren para llegar a un país. Las 9 principales son tamaño de mercado (población o PBI), riesgo (respeto de los derechos subjetivos), apertura comercial (importaciones, exportaciones y marco de relacionamiento con otros mercados), costos laborales (salariales y no salariales), estabilidad macroeconómica (tasa de inflación, presión tributaria, política cambiaria), políticas comerciales (reglas de referencia para el desarrollo de la actividad), intensidad y disponibilidad de factores (recursos humanos, insumos, recursos naturales, servicios) y ventajas competitivas generales.

En Argentina, algunos de estos factores están en transición hacia mejoras, otros padecen rigideces difíciles de corregir y otros ofrecen ventajas reconocidas.