por LUIS VARELA
"LA CAUTELA DEBE SEGUIR MANDANDO"
Ansiedad de todos: Esperando los 'brotes verdes'
Lo dijo Mauricio Macri: "No nos sobra nada". El autor, Luis Varela, lo fundamenta: "El rojo fiscal sigue extremadamente alto y la deuda está creciendo a toda velocidad." Muy interesante su percepción sobre lo que ocurre en los mercados.
CIUDAD DE BUENOS AIRES (SaberInvertir). Con las naciones del mundo inundadas hasta el techo con dólares, euros, yenes y yuanes, los mercados de aquí allá y todas partes están sumergidos en la misma tendencia desde hace veinte largas semanas. La tasa de interés cero reina en los mercados más desarrollados; esos países vienen sufriendo un crecimiento escuálido desde hace rato y, para tener alguna mejora y conseguir alguna inflación, mantienen a sus grandes divisas devaluadas artificialmente.
De ese modo, desde marzo de este año hasta ahora, las monedas de los países en vías de desarrollo vienen ganando valor de manera sistemática. La canción es la misma frontera tras frontera: en Brasil el dólar bajó de 4,15 a 3,27 reales, en Colombia pasó de 3400 a 2900 pesos, en Perú fue de 3,53 a 3,35 soles, en Uruguay achicó de 32 a 28 uruguayos, en México descendió desde 19,14 a 18,83 mexicanos y en la Argentina retrocedió desde 16,06 a 15,27.
Mientras esa revaluación sucede, vino ganando espacio en todas partes la sensación de que todo el mundo tiene el financiamiento que necesite. De ese modo el mercado mundial de bonos se duplicó, con todo el planeta inundado de papelitos de colores y con zonas que tienen situaciones económicas poco sustentables (como por ejemplo la provincia de Chaco) consiguiendo préstamos siderales (para el tamaño de su PBI) en moneda dura (al 9% anual en el caso chaqueño) que serán muy difíciles de enfrentar cuando las divisas principales sufran inflación, abandonen la tasa cero y vuelvan a tener paridades más costosas.
O sea, cuando la tasa de interés suba, los que tengan en sus carteras cualquiera de los bonos que van danzando por todas partes iniciarán un proceso de venta, que puede convertirse en quien sabe qué (¿una estampida?), con posibles bajas muy fuertes (quizás de 30 o 40%) si los inversores se asustan. Porque detrás de esto hay una verdad: durante las últimas tres temporadas emprendimientos privados de todas las latitudes se endeudaron muy fuerte en estos dólares o euros devaluados, prometiendo pagar tasas anuales del 3 el 4 o el 5%, pero cuando la Reserva Federal o el BCE suban su tasa de interés, esas monedas se harán más fuertes y serán más difíciles de pagar, y esos bonos privados perderán valor porque ya no serán competencia.
Y esta semana se dio en todas partes el mismo proceso. Con los mercados de riesgo colocados en niveles récord absolutos, las Bolsas de todos lados siguieron consiguiendo compradores que fueron haciendo crecer los precios peldaño tras peldaño entre lunes y jueves, con muchos inversores incautos entrando "porque se perdían la fiesta". Pero el viernes, con la aparición de tres excusas (la bomba atómica en Corea del Norte, datos de freno económico en China y chance de que la tasa de interés de EE.UU. empiece a despegar), se desató la peor rueda en siete meses: todo se cayó y en el balance semanal las inversiones quedaron nuevamente en foca cero, casi igual que el viernes de la semana anterior. Pero atención, esa "foja cero" es un tanto mentirosa, porque en realidad casi no hubo cambios para los que venían adentro, pero hubo ganancias para los que están saliendo y vendieron hasta el jueves, y se produjeron pérdidas para los que vienen comprando con el enchufe de cotizaciones.
Además, hay que estar muy atentos porque el viernes hubo otro dato destacado: hubo fuertes ventas de bonos de todas las especies, incluso de países sólidos. Alemania u holanda, cuyos papeles estatales tenían precios estrambóticos y tasas futuras negativas, sufrieron en el cierre de la semana una ola de ventas, y sus TIR volvieron a quedar arriba de cero (en este momento sólo Japón y Suiza tienen tasas a vencimiento con signo contrario).
En realidad, el ida y vuelta no se registró únicamente con los bonos, sino que quedó expuesto en casi todas las cotizaciones. El petróleo, por ejemplo, pasó de 45 a 48 dólares entre lunes y jueves y luego volvió a menos de 46 dólares. El oro saltó de 1325 a 1350 y volvió a 1328. La plata fue de 19 a 19,90 y regresó a 19.
Sin embargo, los metales básicos y los granos -que responden a cosas más certeras, como la oferta y la demanda real, o al clima- tienen un precio diferente. El aluminio y el cobre están cediendo por menor actividad, y valores como la soja mejoraron de 352 a 366 dólares por tonelada porque hubo datos de cosecha menos potente de lo que se esperaba en Brasil.
Esta tendencia está complicando los mercados internacionales y las Bolsas del mundo terminaron la semana en baja. Bajó casi todo: más de 2% Wall Street, San Pablo y México, achicaron 1% Frankfurt y Santiago de Chile, mientras que la Bolsa argentina pudo zafar, se sostuvo en el mismo nivel gracias al fallo de la Corte que benefició a las eléctricas.
Con ese marco, en los que los precios de los activos de riesgo están en máximos absolutos, colgados de un pincel, ocurrió la esperado: los máximos responsables del circuito bursátil le siguieron recomendando a los inversores incautos "para qué vas a vender, dónde vas a ir". De ese modo, la demanda -con buenos volúmenes operados- fue llevando al índice Merval de récord en récord, con subas mínimas, pero el viernes -en base a cualquier tipo de excusa- llegó el cataplúm, con una caída del 3%. Así, reiteramos, los que estaban adentro y querían salir pudieron hacerlo; los que estaban adentro y se mantuvieron siguen adentro pero un poco más asustados; y los que entraron el miércoles o el jueves, y sufrieron la baja del viernes, se están preguntando "¿qué hice?".
¿Qué hicieron? El índice MerVal históricamente vino cotizando en la zona promedio de los 600 dólares durante los últimos años. En este momento se encuentra en casi 1.100 dólares, el doble de su precio histórico. Por eso, quién compra ahora compra históricamente caro. ¿Qué puede ocurrir por delante? Si Cambiemos elimina el rojo de las cuentas públicas y mantiene una inflación baja, todo puede seguir subiendo. Si Cambiemos no logra achicar el déficit fiscal para el año que viene, habrá que ponerse cinturón de seguridad. Y si Cambiemos llega a tener un traspié en la elección de 2017 y llega a volver el peronismo, agarrate Catalina!!!
Porque, debe decirse, la circunstancia que se vive en las últimas semanas es bastante ficticia. Las familias están recibiendo facturas de servicios públicos sin los aumentos que van a venir. O sea, tendremos un agosto con un índice de inflación ciertamente bajo, posiblemente del 0,3% mensual, pero en octubre llegará el ajuste de tarifas. E inmediatamente detrás de eso estará el reclamo de la CTA y las CGT, que reclamarán paritarias, no tanto por el interés de los trabajadores, sino con la intención de recuperar el poder y el manejo de la cosa pública.
Recién para noviembre y diciembre veremos en qué posición se coloca la inflación y, además, ya tendremos noticias de cuál es la marcha del blanqueo. Por el momento la entrada de dinero por la exteriorización de capitales es mínima, pero hay lluvia de consultas con los contadores. Como si se tratara de un juego de poker, todos los jugadores se están mirando las caras.
Dicho sea de paso, hay un dato bien interesante: en los últimos 12 meses, el stock total de dinero colocado en cajas de ahorro, donde se cobran las cuentas sueldo, crece 50%, mientras que el stock total de plazos fijos avanza solamente 30%. Ahí se ve claramente cómo la gente dejó de ahorrar, por tener que pagar los gastos que hacen llegar a fin de mes con menos aire.
Existe la sensación de que la inflación baja, pero el siempre polémico Chiche Gelblung lo dijo con toda claridad: "El Gobierno y las consultoras nos dicen que hay menos inflación, pero nosotros vamos al supermercado y lo que valía 20 vale 30". Igualmente, con todos los canales oficiales intentando convencer de que la suba de precios terminó. Y con eso, la tasa de interés está retrocediendo: los bancos pagan en plazos fijos tasas que van del 19,8 al 21% anual.
Pero hay una particularidad: los depósitos minoristas, los de la gente que no se maneja con información, crecen, mientras que los depósitos mayoristas, los de inversores con más de un millón de pesos, están en retroceso. Los más informados se montaron en las Lebac, donde hay refugiada una montaña gigantesca de dinero, y esa plata, mas temprano que tarde buscará otro destino, ya que las Letras del BCRA ya no pagan 38% como antes, sino que empiezan a pagar tasas inferiores al 25%.
Esa baja en las tasas, mas una inflación que parece ceder, provocan en los inversores la sensación de que Macri lo va a lograr. Por eso los bonos argentinos se mantienen sostenidos, con el menor riesgo país desde 2008: en la zona de los 450 puntos.
Además, en este proceso de debilidad de las monedas fuertes, en la Argentina el billete verde sigue completamente planchado, con el tipo de cambio oficial en 15,27 pesos y el blue en 15,38. El dólar vale igual que en febrero. La argentina tiene una altísima inflación en dólares: de ahí que todo lo que es exportable es muy difícil de vender, y que lo exportable muy competitivo entregue menos pesos que los que se necesitan para seguir viviendo con la misma calidad de vida.
¿Puede cambiar esta tranquilidad del dólar? Algunas cosas están cambiando en el mundo. El resultado de la economía china se dio vuelta: siempre fue un gran exportador, vendiéndole de todo al mundo, pero en agosto las importaciones chinas subieron inesperadamente -por primera vez en casi dos años- y las exportaciones cayeron a un ritmo más modesto. Al mismo tiempo, EE.UU. no crece tan bien como se creía: un inesperado reporte de empleo puso en dudas una suba de tasas de interés que parecía inminente.
A nivel local, hay brotes verdes (como las mejores ventas de autos y motos (todo a pulmón), pero el grueso de los sectores siguen planchados. Hay gran expectativa con el pago a jubilados, con aumento de obra pública y con la situación de Brasil tras la salida de Dilma. Pero ya lo dijo Macri: "no nos sobra nada". El rojo fiscal sigue extremadamente alto y la deuda está creciendo a toda velocidad.
Con ese cuadro de situación, los consejeros de inversión hacen sus pronósticos, pero advierten que la cautela tiene que seguir mandando: