ECONOMÍA CURIOSA

Kirchnerismo prolijo, idea que seduce a los Macri Boys para 2017

2016 concluirá como el 5to. año de estanflación consecutiva en la economía argentina. El dato es terrible, en especial por las consecuencias estructurales más que coyunturales, que provoca en la sociedad. El simple conocimiento de este hecho debiera haber obligado a la Administración Macri a un enfoque bien diferente de su plan económico que nunca enunció, y sigue u ocultando u omitiendo (¿qué será lo más grave de esto?). Por supuesto que 2016 concluye con un resultado adverso, en especial porque la recuperación prometida para el 2do. semestre nunca sucedió. De acuerdo a la consultora Economía & Regiones, la caída de actividad en 2016 se encuentra liderada por Pesca (-10.6%), Construcción (-6.7%) y Comercio (-5.5%). De los 16 rubros de la actividad económica, 9 caen mientras que 6 lograrían un modesto avance y 1 quedaría “empatado”. El problema es que los que crecen, crecen poco. Transporte, Correo y Telecomunicaciones, creciendo al +1%, sería el de mayor dinamismo. Es la explicación más concreta del dominante pesimismo acerca de la coyuntura, y de la presión de las bases sobre la dirigencia sindical, mientras que el Ejecutivo Nacional sólo tiene para ofrecer una baja de la tasa de inflación que no es permanente porque poco y nada se hizo para reducir el gasto público que no consigue pagar en forma genuina el Estado enorme y oneroso que padece la Argentina, y que obliga a una presión tributaria excepcionalmente elevada. Es cierto que la mayoría de la opinión pública sigue afirmando que cree que en 1 año estará mejor pero también es verdad que esa reacción es parte del optimismo inherente a la autopreservación de los humanos.

Faltan 110 días para comenzar formalmente el año electoral 2017, y es evidente que la Administración Macri incrementará un populismo casi peronista para intentar ganar los comicios. La economía es el límite de la 'nueva política' que predican los más ortodoxos del PRO, que ahora se refugian en el valor de la transparencia supuesta de su populismo diferente, un valor que no se debatirá en esta ocasión.

La Administración Macri no consigue encontrarle la vuelta a una situación muy extraña: la República tiene elecciones cada 2 años, y eso habitualmente condiciona a los gobiernos que en los años de urnas abiertas aumentan el gasto público, 'planchan' el tipo de cambio para simular un aumento del poder adquisitivo y estimulan el consumo con anabólicos diversos. Al año siguiente tienen que tomar medidas correctivas, y así sucesivamente.

Entonces, la Argentina carece de una mirada más allá de la coyuntura. Esta situación atenta contra la estabilidad, las políticas de Estado y el formidable valor de la acumulación en el tiempo. ¿Acaso hay que eliminar las elecciones de medio término? No, de ninguna manera. Hay que modificar el enfoque a través de la política pero a los líderes argentinos es difícil que se le conozcan ideas, y Cambiemos no es una excepción.

En el caso de la Administración Macri, la frustración es mayor porque se esperaba que en 2016 realizara algunas correcciones que no ocurrieron. Ante la ausencia de un comportamiento positivo de la economía, el gobierno de Cambiemos comenzó a activar en forma muy anticipada la cuestión electoral, y por eso el gasto público creció. La Administración promete, sin embargo, bajar el déficit fiscal pero el precio es enorme no sólo en endeudamiento público sino en ausencia de ejecución del plan de obras públicas, por ejemplo. Sólo se ha ejecutado el presupuesto específico en 25%. Y hay una cantidad importante todavía de pagos demorados.

Por estas horas sucede una situación que complica todo este escenario: la aparición de riñas, competencias, diferencias domésticas en el gabinete nacional. Ya no se trata solamente de un desencuentro de ideas entre Alfonso Prat-Gay y Federico Sturzenegger, sino avanza sobre otras cuestiones que tomaron estado público tal como la simpatía de allegados a Marcos Peña con los problemas judiciales de Gabiela Michetti (porque con demasiada anticipación están dirimiendo quién sería o el sucesor de Macri o su compañero de binomio si busca la reelección), o el choque entre Patricia Bullrich-Alberto Abad con Juan José Gómez Centurión-Elisa Carrió, con la participación especial de Silvia Majdalani.

Heterogeneidades pueden ocurrir en cualquier equipo de gestión pero en esas ocasiones, el líder debe marcar el rumbo, las prioridades y reenfocar a su tropa. Esto no está sucediendo y vulnera lo más importante que tiene el gobierno de Cambiemos que es Mauricio Macri.

Todo lo contrario: desde suspender sin despedir, para luego recibir en la Quinta Presidencial, a Gómez Centurión a anunciar el nombramiento de Rogelio Frigerio como jefe de Gabinete alterno o adjunto o suplente, resultan decisiones controversiales de Macri que no consiguen darle más consistencia a su equipo.

Concluidas estas acotaciones, es inevitable estas reflexiones ante la lectura de un fragmento del informe de la consultora Economía & Regiones:

"El gobierno de Cambiemos será exitoso si y sólo si nos saca de la estanflación. Sin embargo, no se saldrá de la estanflación en 2016. Este año será el  5to.  año consecutivo con nuestra macroeconomía en estanflación. De acuerdo con nuestras estimaciones de base, el PBI se contraería -1.6% en 2016.

Este nivel no sorprende, porque está sucediendo lo mismo que en el período 2012/2015. Al igual que durante todo el segundo mandato de CFK, en 2016  el PBI continúa atado al ciclo político. El PBI crece “poco” los años impares, que son los años electorales, y luego se contrae los años pares post elección con un  PBI per cápita que casi no crece en la medición punta a punta. El PBI registró variación positiva en 2011, 2013 y 2015; pero se contrajo en 2012, 2014 y 2016. Volverá a expandirse en 2017.
  
¿Por qué el PBI queda atado al ciclo político? Porque el nivel de actividad se fuerza en forma no sustentable (con incentivación del consumo y demanda agregada generando aumento no sostenible del poder adquisitivo del salario en dólares) en años impares para obtener réditos electorales; y luego al año siguiente el sistema ajusta con devaluación, inflación, caída del consumo y contracción de la actividad
. En este escenario, no habrá crecimiento en el 2do. semestre 2016, sino que tan sólo se  suavizará la intensidad de la caída del nivel de actividad.

Sin embargo y de acuerdo con nuestras estimaciones, el PBI registraría una variación positiva de +2.5% en 2017. Incluso podría llegar a +3.0% porque, a diferencia de lo acontecido este año, el nivel de actividad tendrá de dónde “agarrarse” el próximo año. Por el lado doméstico, la expansión de la demanda agregada estaría motorizada por la obra pública, la reparación histórica
a los jubilados y el abaratamiento del dólar (apreciación cambiaria).    

Buscando réditos electorales, la política fiscal expansiva de estimulación de la demanda agregada es la herramienta elegida por el gobierno de Cambiemos para que el PBI aumente en el próximo año. Con la estimulación de la obra pública se incentivaría la creación de puestos de trabajo y el consumo en el corto plazo.  Paralelamente, en el mismo sentido jugará  la reparación histórica a los jubilados, que procurará incentivar el consumo y la demanda agregada.   

En este marco, se seguirá apreciará el tipo de cambio real favoreciendo el aumento del poder adquisitivo de los salarios en dólares, el consumo de electrodomésticos y bienes durables, lo cual repercutirá favorablemente en la industria.   

Al mismo tiempo, en 2017 el sector externo jugará menos en contra de lo que lo hizo en 2016. Con un mejor sector externo,  las exportaciones crecerán el año próximo. Este aumento esperado de las ventas al exterior estará fundamentalmente impulsado por una mayor cosecha gruesa (clima mediante), y en mucha menor medida por un mejor Brasil, que demandaría algo más de bienes industriales argentinos que este año."

(Importante destacar que en otra porción del informe hay un fragmento que complementa la afirmación anterior, y dice: "En otras palabras, como esperamos que el dólar se siga abaratando en 2016/2017, si los precios internacionales no suben y/o los impuestos nacionales y provinciales no son reducidos, lo normal sería que la competitividad precio del sector agro exportador continúe erosionándose durante el próximo año y medio. Más allá de la normal erosión que enfrentaría la competitividad precio del sector agroexportador, vale la pena resaltar que actualmente está mucho mejor que como la dejó el gobierno de CFK (+47%); y también mejor que a la salida de la Convertibilidad (+27%)").

Final: "Pero la variación positiva del PBI de 2017 sólo sería un rebote pequeño y circunstancial que difícilmente se potencie en 2018 y 2019. Es decir, sin bajar el gasto público, la presión tributaria, el costo de capital y la inflación a estándares normales, no habrá un shock de inversión y de IED (Inversión Extranjera Directa)que potencie la oferta agregada y el crecimiento económico en 2018 y 2019. En este marco, lo más prudente sería trabajar con tasas de crecimiento moderadas en los planes de negocios de 2018/2019 porque, sin cambios estructurales de fondo."