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Los millennials cambian más de 1 celular al año, pero no son “trending tropics”

La mitad de los usuarios de telefonía móvil confiesa que el Smartphone forma parte de su vida. Así lo revela el estudio de Sony Mobile, según el cual un 44% declara que pasa mucho tiempo usándolo. Los jóvenes de 18 a 24 años se diferencian del resto por estar mucho más atentos a su dispositivo móvil. Uno de cuatro argentinos de 18 a 30 años asegura que cambia su smartphone una vez cada 12 meses, según la encuesta. Pero este es un comportamiento muy específico que no engaña a los fabricantes, quienes son conscientes de que las ventas de dispositivos móviles inteligentes bajaron este año en el mundo y ya es tendencia: un poco por las crisis económicas que atraviesan el planeta y otro tanto porque hay cada vez menos espacio para las innovaciones.

Los fanáticos del iPhone escudriñan las redes sociales en busca de algún anticipo del 7 que acaba de salir y por ahí descubren que un vietnamita logró filtrarla. Seguramente esperan con ansiedad la primicia comercial, pero la mala noticia para la gente de la manzanita es que ha ido diezmando la legión de los adelantados.

RBC Capital Markets reveló que la comercialización del smartphone de Apple cayó hasta casi 40 millones de unidades vendidas en el trimestre que finalizó en junio respecto de los 47,5 millones de dispositivos vendidos en el mismo trimestre del año pasado. Es algo más que una señal. Se trata de la confirmación de que disminuyeron las ventas de los smartphones que hasta el momento eran estrella de muchas marcas y batían como si nada los récords de unidades vendidas.

En este 2016, por primera vez en la historia, la comercialización cayó un 3% a escala mundial, de acuerdo con la consultora Strategy Analytics, que destacó que el fenómeno afectó tanto a Apple como Samsung. 

Aunque a simple vista suene contradictorio y de algún modo hasta parezca absurdo en Argentina, el presidente analista principal de TECHnalysis Research, Bob O’ Donell, escribió en una columna de Fast Company sobre la caída en las ventas de teléfonos inteligentes que, “aunque es demasiado pronto para estar seguros de lo que sucederá con el mercado de estos dispositivos, cada vez son más los indicadores que dan cuenta de que esta tendencia continuará, ya que, por ejemplo, están cayendo las previsiones de ventas de los fabricantes de componentes”.

En las calles de nuestro país son mayoría los que circulan e interactúan con el dispositivo mientras caminan, en el tránsito, en los transportes e imprudentemente hasta cuando manejan. Lo corrobora un estudio de Sony Mobile, elaborado por la consultora MediaCom, a partir de una encuesta online entre mujeres y hombres de entre 18 y 49 años, en el que detectó que cada vez más argentinos utilizan tecnología móvil y durante más tiempo.

Es que la consolidación de la conexión a Internet como un hábito cotidiano para cada vez más personas se debe al incremento de las actividades que se desarrollan en la red: leer noticias, descargar información, subir experiencias, comunicarse con amigos e incluso contactar personas por cuestiones laborales.

Los niveles de penetración de los teléfonos inteligentes en la población son elevados a lo largo y ancho de todo el país.

Según el último informe de la consultora especializada Carrier y Asociados, existen 22,8 millones de smartphones en uso, por lo que la penetración sobre la población es del 54%.
A su vez, de ahí se desprende que el número de líneas activas asciende a 42,2 millones.

Por otra parte, con más de 6 millones de unidades, los equipos con 4G tienen una penetración sobre la población del 14%. Si se mantiene el nivel de ventas, desde la consultora Carrier aseguran que a fin de año el porcentaje de los teléfonos inteligentes alcanzará el 63%.

En el estudio, el 44% declara que no puede pasar un día sin usarlo. Mientras que aquellos que se encuentran en la franja de 25 a 30 años, solo el 29% confiesa ese nivel de dependencia de su teléfono móvil.

Ambos están en contraposición, con los mayores de 45, donde el porcentaje cae a sólo un 13%.

Melisa Biman, gerente de Marketing de Sony Mobile, dice que "el smartphone se está convirtiendo en algo esencial para muchas personas, tanto en su vida personal como profesional. Vivimos cada vez más, no con ese dispositivo, sino en ese dispositivo. A través de él gestionamos una parte creciente de nuestra existencia como individuos, ciudadanos y trabajadores".

Y agrega: "no debemos olvidar que nuestra interacción con los dispositivos móviles debe ser significativa: debemos utilizarlo como una herramienta facilitadora de nuestras tareas diarias, que nos permiten captar experiencias y aventuras para revivirlas cuantas veces queramos, pero siempre tomándonos el tiempo de disfrutar del mundo, del aquí y ahora".

Hiperconectividad que cambia la vida

"Los resultados de la investigación da cuenta de cómo el espectacular incremento de los indicadores de conexión y uso, consecuencia de la convergencia del smartphone, Internet, las redes de alta velocidad en movilidad y las redes sociales, nos acerca de lleno en la hiperconectividad y nos cambia la vida", asegura Biman.

Para la psicóloga española Dolores Reig, editora de "Los jóvenes en la era de la hiperconectividad", hay que tener una visión proactiva del fenómeno del individuo hiperconectado, sobre todo de las oportunidades que ofrece este nuevo contexto para el progreso de las personas desde un punto de vista cognitivo, emocional, moral y cívico.

"Compartimos mucho, cada vez más y cada vez en más redes sociales. Transmitimos en directo nuestras vidas, opiniones, relaciones, conexiones, pensamientos y conocimientos. Esto puede tener consecuencias positivas si lo formulamos como sociedad de la transparencia con connotaciones como la apertura, la autenticidad, y la tolerancia", afirma la especialista.

¿Cómo puede ser que el fenómeno cultural mobile, en sí, se mantenga y simultáneamente desciendan en el mundo las ventas de los dispositivos smartphones?

Sucede que la novedad ya pasó, el mercado maduró y la renovación de los equipos discurre por canales normales. La fiebre de tener lo último se aplacó, un poco porque no aparecen innovaciones que muevan el amperímetro y otro tanto porque hubo crisis económicas que ajustaron los impulsos consumistas.

Donde se fue concentrando el volumen comercial es en los equipos de menor valor, más sensibles a los precios. En Argentina, sólo 10% de los usuarios siguen la corriente de los cambios de modelos, si después del iPhone 6 llega el 7.

Las apelaciones de compra tienen que ver más bien con la posibilidad de correr aplicaciones más sofisticadas, a través de los GPS, módems, etc.

Otra veta, además del entretenimiento, es también el uso corporativo para capacitación, entrenamiento y salud. Y más recientemente marketing y educación.

El mercado se achicó por el lado de la ralentización de las frecuencias de renovación de los equipos entre los que poseen modelos más avanzados. Las ofertas de precios y financiación atraen a una masa de consumidores que retienen el modelo que compraron no menos de dos años.