EL SANTANDER CUESTIONA LAS REGULACIONES DE USA Y UE

Prioridad de Ana Patricia: Recuperar la buena relación con Dilma

Ana Botín, la nueva presidenta del Consejo de Administración del banco español Santander, dijo estar confiada sobre el futuro de la economía de Brasil, el mayor mercado del grupo financiero en América Latina. Brasil, que es junto a Reino Unido, motor de la cuenta del banco, con un peso del 20% en sus ganancias, es 1 de los 10 mercados en los que el Santander cuenta con una presencia significativa a nivel mundial. En tanto, Ana Patricia Botín, ya ha señalado su primer enemigo: la regulación bancaria, que considera el mayor desafío de la entidad a corto plazo. Según explicó ayer en la junta de accionistas que celebró el banco, "la regulación cambia constantemente y es distinta en cada país". Estas declaraciones se producen tras sendas disputas del Santander con la Reserva Federal –que no aprobó el plan de recapitalización de su filial en USA– y con el BCE, que discrepaba de los cálculos para el ejercicio europeo que se está llevando a cabo.

En S. Paulo
 
 
La nueva presidenta del Consejo de Administración del banco Santander, Ana Botín, dijo el lunes que está confiada en la recuperación de la economía del mayor mercado del grupo financiero en América Latina.
 
Según previsiones privadas, la economía brasileña crecerá menos de 0,5% en 2014.
 
"Todo nos hace confiar en el atractivo de la economía brasileña, y en que superará el período de desaceleración por el cual está pasando", dijo la heredera de Emilio Botín, fundador de la entidad y fallecido la semana pasada.
 
Botín dijo  a los accionistas que defendería el legado de su padre a la cabeza del mayor prestamista de la zona euro y que entre sus prioridades se encuentran mantener su generosa política de dividendos, informó Reuters.
 
En la reunión, los accionistas aprobaron además un plan por 4.700 millones de euros (6.000 millones de dólares) para comprar el 25 por ciento que aún no posee de su unidad Santander Brasil.
 
Botín fue designada la semana pasada tras la repentina muerte de su padre Emilio Botín.
 
Santander, que fue transformado por Emilio Botín desde un prestamista local a un banco de alcance global luego de haber tomado las riendas de la compañía en 1986, ahora tiene grandes operaciones en 10 países, entre ellos Brasil, México, Argentina, Chile, Gran Bretaña y Polonia.
 
Ana Botín dijo que seguiría adelante con la diversificación internacional del prestamista, que le ayudó a protegerse de la reciente crisis económica de la zona euro.
 
"La atención a ustedes (accionistas) fue siempre una de sus prioridades y el dividendo, objeto de atención principal para el banco", señaló Botín.
 
En momentos en que la rentabilidad de la banca está en el punto de mira, Botín señaló que la entidad estaba camino de cosechar buenos resultados en 2014.
 
A junio, Banco Santander obtuvo ganancias por 2.756 millones de euros y algunas casas de análisis ya apuntan que podría superar los 6.000 millones de euros hacia finales de año.
 
Durante la junta, Botín destacó que con la aprobación de una oferta para comprar el 25 por ciento capital de Banco Santander en Brasil que todavía no tenía, se afianzaba la política de diversificación del grupo, un elemento "clave para consolidar esta nueva fase de crecimiento de nuestros beneficios".
 
Brasil, que es junto a Reino Unido uno de los motores de la cuenta del banco con un peso del 20 por ciento en sus ganancias, es uno de los 10 mercados en los que el Santander cuenta con una presencia significativa a nivel mundial.
 
Botín aprovechó para enviar un mensaje de confianza sobre la economía de América Latina, al destacar que "superará el período de desaceleración económica por el que está pasando" y señaló que la transacción permitiría al banco un aumento de los ingresos por acción en los próximos años, "gracias a las favorables perspectivas de nuestro banco en Brasil".
 
Además, la ejecutiva también defendió que la operación en Brasil suponía un espaldarazo a la política del grupo de tener filiales cotizadas en bolsa.
 
La diversificación de Santander en el exterior ayudó al grupo a protegerse de la desaceleración en el sur de Europa. El prestamista fue uno de los pocos bancos internacionales que no ha sufrido ni una pérdida trimestral en los últimos seis años tras la crisis financiera de 2008.
 
El banco ha mantenido además un generosa política de dividendos. Cuenta con una rentabilidad por dividendo de un 7,742 por ciento, figura como la segunda compañía con mejor rendimiento por dividendo entre las compañías del índice Ibex-35 por detrás de Repsol, según datos de Thomson Reuters.
 
Su competidor más grande en la zona euro, BNP Paribas , cuenta con una rentabilidad por dividendo del 2,8 por ciento.
 
En Madrid
 
 
La nueva presidenta del Santander, Ana Patricia Botín, ya ha señalado su primer enemigo: la regulación bancaria, que considera el mayor desafío de la entidad a corto plazo. Según explicó ayer (lunes 15/09) en la junta de accionistas que celebró el banco, "la regulación cambia constantemente y es distinta en cada país". Estas declaraciones se producen tras sendas disputas del Santander con la Reserva Federal –que no aprobó el plan de recapitalización de su filial en USA– y con el BCE, que discrepaba de los cálculos para el ejercicio europeo que se está llevando a cabo.
 
"Continuar con la trayectoria de éxito de las últimas décadas no será fácil: el nuevo entorno competitivo y el entorno regulatorio son cada vez más exigentes", explicó al referirse a su compromiso de proseguir la obra de su padre, Emilio Botín, fallecido el martes pasado. 
 
También aludió a este entorno al ratificar en su puesto al consejero delegado del banco, Javier Marín: "El consejero delegado y yo hemos trabajado juntos muchos años y seguiremos trabajando juntos para abordar prioridades como los cambios regulatorios y las nuevas tecnologías, y estar más cerca de los equipos y clientes".
 
Esta resistencia a los cambios regulatorios no es nueva en el caso del Santander. Ya su padre aseguró que "es el momento de frenar el tren regulatorio y valorar y calibrar bien el impacto de las medidas que ya están en marcha" cuando, tras la crisis financiera de 2008 y 2009, los países del G20 endurecieron drásticamente los requisitos de solvencia de las entidades financieras en todo el mundo.
 
Y es que uno de los mayores afectados por este endurecimiento ha sido precisamente el primer banco español, al que buena parte de los analistas e inversores ha criticado en los últimos años por tener unos niveles de capital demasiado bajos (inferiores a los de sus principales 'pares' internacionales). 
 
Sin embargo, la entidad se ha negado a realizar una ampliación desde aquella histórica de 7.200 millones de noviembre de 2008, en pleno hundimiento planetario tras la quiebra de Lehman. Asimismo, ha mantenido una generosísima política de retribución al accionista, y sólo ha reforzado sus fondos propios mediante ventas de activos y los dividendos pagados en acciones.
 
La Fed y el BCE discrepan sobre su solvencia
 
No obstante, ahora esta cuestión cobra especial relevancia por las tribulaciones del Santander con los dos principales bancos centrales del mundo. 
 
En primer lugar, la Fed norteamericana; aprobó a Santander USA en los test de estrés realizados en ese país la pasada primavera, pero rechazó sus planes de gestión de capital y del dividendo por las "deficiencias generalizadas y significativas que contiene, sobre todo en algunas áreas, como las de gobierno, los controles internos y la gestión de riesgos". 
 
Lo mismo hizo con otras entidades de renombre como RBS, HSBC o Citigroup. Se trata de deficiencias cualitativas, no cuantitativas, que el banco español debe resolver mediante un plan de cumplimiento.
 
En segundo lugar, a la vuelta de las vacaciones, el BCE comunicaba al Santander que había serias discrepancias entre los cálculos del banco y los del propio supervisor en la revisión de la calidad de los activos (AQR por sus siglas en inglés) que está realizando de forma paralela a los test de estrés. 
 
No es tan grave como plantear la posibilidad de un suspenso, a diferencia de otras grandes entidades europeas (como Deutsche Bank), pero ilustra de nuevo el fuerte impacto que tiene este entorno regulatorio tan exigente en la ciudad financiera de Boadilla del Monte.
 
No habrá ampliaciones de momento
 
Aunque ayer la propia Ana Patricia aseguró que "el grupo cuenta con la base de capital, la fortaleza de balance y la capacidad de generación de ingresos necesarios para consolidar una evolución sostenible y creciente de nuestros resultados" y, en consecuencia, sigue descartando ampliar capital, el banco sí ha tomado últimamente otras medidas de reforzamiento de sus ratios de solvencia. Así, hace dos semanas emitió 1.500 millones en CoCos (convertibles contingentes) con un interés del 6,25%.
 
Asimismo, la presidenta confía en la recuperación del beneficio para generar capital orgánicamente. En su alocución ante la junta también afirmó que "en estos momentos, cuando está ya próximo a concluir el tercer trimestre, puedo decirles que las tendencias positivas en la evolución de los resultados del grupo se confirman