CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Thomas Griesa encabeza, desde las 16:30, una audiencia en la que debería resolver acerca de la situación del Citigroup/Citibank y el pedido de los fondos buitre para que se le impida a la entidad continuar ejerciendo el rol de pagador de los bonos argentinos.
INMINENTE DESENLACE
Cristina pelea en la ONU pero el tema es Griesa/Citibank
2 caras de Nueva Yorki: la Argentina, con su batalla en la ONU, que no importa en Wall Street; y el tribunal del juez Thomas Griesa, que debe definir cómo sigue la situación de Citibank y de activos argentinos que incluye los US$1.250 millones en bonos Discount que se emitieron el 30/04 a partir del acuerdo con Repsol. Hay 3 emisiones de títulos -correspondientes a los canjes de 2005 y 2010, y los del pago por YPF- que comparten las mismas características, el mismo Código Internacional de Identificación de Valores y se negocian libremente en el mercado.
10 de septiembre de 2014 - 00:00
El juez de Nueva York deberá resolver si le permite o no al banco ejercer esa función, ante un pedido de la entidad para aclarar su situación como agente del país.
Griesa también recibirá una vez más los pedidos de los fondos buitre de embargar los US$ 539 millones que aún están depositados en el Bank of New York Mellon (BoNY) y el reclamo para que se declare en desacato al país por el anuncio del pago de deuda soberana fuera de USA.
Sin embargo, la Administración Cristina cree imposible que Griesa defina por ahora sobre un desacato poque la ley aún no fue aprobada y reglamentada, y porque hay una teoría de que es imposible para la Justicia estadounidense declarar en desacato a un país soberano.
Esto último es muy relativo. No conviene creerlo demasiado.
Con este panorama, lo que quedaría por aclararse es la situación del Citibank.
Griesa le había autorizado al banco efectuar un pago "por única vez"; pero la entidad reclamó ante la Cámara de Apelaciones de Nueva York la decisión, afirmando que el banco necesitaba una posición firme y definitiva de la Justicia estadounidense.
Según Citibank, la decisión de Griesa de permitir el pago "por única vez", coloca al banco en una posición de debilidad ante potenciales reclamos judiciales de los fondos buitre, especialmente el NML Elliott, que le reclama al Citi que no efectúe los pagos correspondientes a la Argentina, bajo amenaza de impulsar juicios contra la entidad en los tribunales estadounidenses.
ONU
Antes, la Argentina festejó que por 124 votos a favor, 41 abstenciones y sólo 11 en contra, la Organización de Naciones Unidas aprobó la resolución que establece la necesidad de crear un “marco jurídico multilateral para los procesos de reestructuración de la deuda soberana”.
Tras más de una década de postergaciones, el organismo internacional resolvió que deberá trabajar y definir esa reglamentación antes de septiembre de 2015, cuando termine su próximo período de sesiones ordinarias.
La Argentina consiguió el respaldo del G-77 más China, que llevó una propuesta común a la última reunión anual de la asamblea general.
El encargado de presentar el proyecto fue el representante de Bolivia, Sacha Llorenti, en su condición de presidente del G-77 más China, que nuclea a 133 países en desarrollo.
De los 193 miembros de las Naciones Unidas, los únicos países que votaron en contra fueron 11: Estados Unidos, Australia, Canadá, República Checa, Finlandia, Alemania, Hungría, Irlanda, Israel, Japón e Inglaterra.
Las abstenciones alcanzaron un número más alto, 41. Muchas de ellas pertenecen a la Unión Europea (como Bélgica, España, Grecia, Italia, Francia, Holanda) y otras a Estados nórdicos (como Dinamarca, Noruega, Suecia), también de Oceanía (como Nueva Zelanda).
Desde la comitiva argentina consideraban un avance que muchos países se hayan expresado de esta manera, sin obstaculizar el tratamiento de una reglamentación mundial sobre deuda soberana. De hecho, al comenzar las negociaciones, unos 46 países habían adelantado que rechazarían el proyecto y ese número luego se redujo a 11.
¿Le importará eso a Wall Street? Sin duda que no.
Torniquete
En tanto, en la Administración Cristina se anunció otro esfuerzo para detener una fuga de dólares sobre la que no encuentra soluciones: el Banco Central endureció aún más las exigencias que deben cumplir los bancos y corredores para operar en el mercado cambiario.
Funcionarios del organismo advirtieron que, a partir de ahora, deberán informar con anticipación toda compra de dólares mayor a los US$ 150.000 que realicen en el segmento mayorista y esperar, entonces, la autorización oficial para hacerla efectiva.
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La nueva restricción empieza a complicar de este modo, aún más, las transacciones que deben realizarse en el sistema financiero para importaciones o pago de servicios en el exterior de empresas pequeñas y medianas (Pymes). El monto se mantenía hasta ahora entre los US$ 200.000 y los US$ 300.000 según la entidad; y sólo esporádicamente había sido fijado en los US$ 100.000 en noviembre pasado, cuando Mercedes Marcó del Pont transitaba sus últimos días al frente de la entidad.
Hace ya algunas semanas se les había impuesto al sistema bancario temporalmente la obligación de informar cada operación mayor a los US$ 100.000 cuando estuviera relacionada con alguna importación; y por cualquier importe siempre que estuviera vinculado con un pago de servicios en el exterior.
De esta manera, actualmente ya para todo el mercado la cifra es sensiblemente más baja que la que debía aceptar hasta hace pocos días atrás; y empieza a complicar las transacciones que deben hacer los bancos y corredores a pedido de las pequeñas y medianas empresas.
Contado con liqui
El BCRA le insinúa a las multinacionales que tienen urgencia por importar insumos que recurran al contado con liquidación (CCL), que es un medio legal y transparente, al punto que ya mueve más de US$ 100 millones por día, revela el dueño de una importante sociedad de bolsa, en estricto off the record. El problema es que el tipo de cambio implícito cotiza a $ 13,45, lo que representa un sobrecosto del 60% con respecto al dólar oficial de $ 8,40.
Parece que se quiere hacer una suerte de desdoblamiento cambiario de facto, que en término de cuidar las reservas no está mal, y además te controla el tipo de cambio, pero puede llegar a pegar fuerte en tema de inflación y nivel de actividad, revela otro agente bursátil.
La expectativa es que, con el nuevo tope a las importaciones, más empresas deban recurrir al CCL, lo que provocará un alza en el precio, que puede impulsar también al blue.
Miguel Ponce, gerente de la Cámara de Importadores de la Argentina, advierte que la nueva medida implicará mayores restricciones y menores insumos para la industria: Esto aumentará los costos y provocará pérdida de competitividad a nivel internacional, con la consecuencia pérdida de puestos de trabajo.
El problema hoy, ante esta situación, es por la balanza comercial, ya que el 72% de lo que ingresa por importaciones está destinado a la producción de la industria exportadora. En consecuencia, si aumentás el costo de los insumos, le quitás competitividad a las exportaciones, ya que el sobrecosto se debe trasladar al precio, por lo que terminarás perdiendo mercado y afectando directamente la mano de obra, alerta Ponce.
Según relata, hasta julio había una suerte de acuerdo tácito de cada empresa con la Secretaría de Comercio, que asignaba un cupo de acuerdo a los antecedentes como importador, pero en agosto dejó de cumplirse.
El Banco Central sólo autoriza pequeños giros de las pymes, al punto que la deuda que tiene con los importadores alcanza a US$ 4.500 millones (de los cuales US$ 2.500 millones son de automotrices), según la Cámara de Importadores de la Argentina. Con el agravante de que los plazos de pagos promedio con el exterior antes eran de 110 días, pero desde el default hay quienes exigen pago al contado o incluso por adelantado, señala Ponce.
Norberto Delfino, presidente de la Cámara de Comercio Exterior de Córdoba, indica que este escenario de dificultades en la provisión de insumos importados va a perdurar por varios meses: Esta carencia de insumos pone a muchas empresas contra la espada y la pared, ya que no hay insumo más caro que el que no se tiene. Por lo tanto, a veces deben pagar un sobrecosto del 60% al hacer contado con liqui con tal de mantener viva una línea de producción, poder cumplir un contrato con un cliente o conservar el prestigio.
Las tasas
Conforme se recalienta el dólar y las tasa de interés se atrasa, los minoristas no sólo no aumentan sus depósitos a plazo fijo sino que acortan los plazos. Según coincidieron las entidades consultadas, los plazos fijos de las personas se acortaron unos 7 días en promedio en los últimos dos meses, ya que los individuos prefieren tener el dinero a mano ante la posibilidad de que los sorprenda una devaluación o suba la tasa de interés.
En tanto, los institucionales siguen privilegiando el corto plazo, unos 32 días.
Además, por la fuerte liquidez con la que cuentan los bancos no necesitan pagar mayores tasas por los plazos largos. Al achatar la curva de tasas a lo largo del tiempo, los minoristas tampoco tienen incentivos para quedarse más allá de los 38 días.
Es razonable en contextos de incertidumbre. Cuando hay expectativa de devaluación y de posible suba de tasas, el inversor prefiere acortarse esperando poder captar tasas mayores más adelante y estar líquido, explicaron en un banco internacional.
Las entidades coincidieron en que no hay corrida de depósitos sino sólo un recorte de plazos ya que hay temor pero no hay dónde colocar el dinero.
La caída de los plazos de los minoristas de 45 a 38 o 37 días se viene dando desde julio pasado, a la par de la baja de dos puntos en la Badlar y una suba del 17% en el dólar paralelo.
Los depósitos de los minoristas no crecen desde el default de fines de julio, agregaron en la entidad internacional. No se están renovando ni siquiera los intereses. El minorista está muy chato y las cajas de ahorro disminuyen. No hay salida, pero es difícil que crezcan, explicaron.
Además, los bancos no necesitan pagar tasas atractivas por depósitos plazos largos al contar con un exceso de liquidez y poca demanda de créditos donde colocarlos.
Al mayorista le pagan un 21% a 30 días; a un año, 25 a 26%. En tanto, al minorista se le paga un 19% a un mes y a un año, 23%.
A largo plazo te ofrecen tasa pero flat. No hay estímulo porque los bancos esperan que la tasa baje más. Por las corporativas que no pueden pagar importaciones, por ejemplo, sobran pesos así que la tasa no va a subir. Las restricciones implican que te quedes con pesos, entonces habrá liquidez abundante, explicaron en otro banco extranjero.
En tanto, este nivel de Badlar también es beneficioso para los bancos, porque tomando al 20% y corrigiendo el costo por encaje e ingresos brutos a 22%, colocando a la Lebac obtienen un 27%.
En los depósitos de institucionales no hay cambios -siguen a muy corto plazo, a unos 32, 33 días- porque trabajan con promedios.
A principios de año, después de que el BCRA subiera todas las tasas, hubo inversores corporativos e institucionales que aprovecharon la suba para colocar hasta seis meses. Esos depósitos fueron venciendo, y en el nivel de tasas actuales, prefieren no anclarse en el largo plazo y renuevan al corto.
Las colocaciones de los institucionales son a corto plazo pero están garantizadas, aunque pierdan contra la inflación, mientras no puedan comprar inmuebles, falten activos en la plaza local y sea imposible invertir en el exterior.
El institucional no tiene opciones y está más controlado. Según coincidieron, tiene buenos niveles de crecimiento, con tasas de crecimiento arriba de 45% anual. Pero en un contexto de inflación creciente, caen las cuentas a la vista. Los mayoristas aceleran la colocación de plazos fijos y desaceleran el crecimiento en cuenta corriente para ir a fondos comunes de inversión.
El recorte de 7 días en los plazos no genera problemas de descalce de plazos respecto de los préstamos otorgados no se dan créditos por encima de los dos años y medio.