CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). En la comunidad árabe de Medio Oriente, sólo el Gobierno de Bagdad ha abrazado de inmediato la propuesta de USA de formar una coalición para luchar contra el Estado Islámico (EI).
MEDIO ORIENTE NO AYUDA EN EL COMBATE
1 mes de bombardeos al EI, y escasos consensos
1 mes de bombardeos de USA en Irak, y la Fuerza Aérea estadounidense extendió otra vez el alcance de sus operaciones en ese país, 2 días antes que el presidente Barack Obama anunciara una amplia hoja de ruta para combatir a los milicianos suníes que controlan partes de Irak y Siria y aspiran a crear un califato islámico.
09 de septiembre de 2014 - 11:21
A pesar de que todos los vecinos de Irak han denunciado la amenaza que ese grupo terrorista supone para la seguridad regional, ninguno ha dado aún un paso al frente.
Inclusive Irán, quien mucho tiene para temer si triunfaran los suníes díscolos, se escuda en su histórica desconfianza hacia Washington DC para evitar el precio político de hacer público su apoyo.
Tal reacción, fruto de sus tensiones e intereses contrapuestos, adelanta las dificultades para combatir los yihadistas.
“Damos la bienvenida a ese proyecto. Hemos pedido repetidamente ayuda a nuestros socios internacionales porque esta amenaza es una amenaza mortal… no sólo para los iraquíes o la gente de la región, sino también para Europa, Estados Unidos y la OTAN”, declaró el ministro iraquí de Exteriores, Hoshyar Zebari.
“Es básicamente nuestra lucha… pero necesitamos apoyo porque nuestra capacidad es limitada”, agregó Zebari.
Con casi 33% de su territorio bajo control del EI, Irak afronta mucho más que un desafío militar: está en juego su existencia como país.
Las potencias regionales, con Irán y Arabia Saudí a la cabeza, han reconocido ese peligro y mostrado su preocupación por la capacidad desestabilizadora de ese grupo yihadista que ha llegado a sus fronteras. Sin embargo, por distintas razones, ninguno de ellos se ha sumado hasta ahora a la coalición propuesta por USA, y que ya cuenta con el Reino Unido, Francia, Australia, Canadá, Alemania, Turquía, Italia, Polonia y Dinamarca.
“La ironía de la situación es que los principales países de Oriente Próximo quieren que los miembros de la OTAN ataquen al Estado Islámico, mientras que la OTAN quiere que esos países participen de forma activa en la operación”, explicó Theodore Karasik, del Institute for Near East and Gulf Military Analysis (INEGMA) en Dubái (Emiratos Árabes Unidos).
La Liga Árabe respaldó una resolución presentada por Irak por la que sus miembros se comprometen a “coordinar y cooperar con todos los esfuerzos internacionales, regionales y nacionales para combatir al Estado Islámico y otros grupos terroristas”.
Pero ¿qué quiere decir eso? No hay coincidencias al respecto.
Los responsables iraníes, por su parte, reconocen que están facilitando asistencia militar y expertos a sus vecinos iraquíes, pero niegan que eso signifique alguna coordinación con Washington DC.
Tal como sucediera con el derribo de Saddam Husein en Irak y del régimen talibán en Afganistán, a Irán le beneficia que USA le quite de en medio un adversario. Sin embargo, después de 35 años sin relaciones diplomáticas con Washington DC, es complicadísimo un repentino cambio de política.
En la prensa árabe, que habitualmente es gubernamental o paragubernamental, se afirma que la acción militar no es suficiente para acabar con el terrorista EI. Para los árabes, el EI refleja algo más, subyacente, en la cultura y la religión del Islam sunita.
Irán sigue afirmando que detrás del EI se encuentra Arabia Saudita porque la cuestión de fondo es la propagación de la ideología salafista, a la que es proclive Riad.
“Los saudíes, que han intentado derribar a algunos dirigentes de la zona apoyando a los terroristas, temen ahora que sus protegidos se vuelvan contra ellos”, aseguró un editorialista iraní comentando el conflicto en Siria. Arabia Saudita e Irán se alinean con los dos bandos enfrentados en la guerra civil siria.
Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos dicen querer asegurarse de que la derrota del EI no fortalezca ni a Basher El Asad ni mucho menos a los Hermanos Musulmanes egipcios, a quienes perciben como la amenaza más directa a sus gobiernos.
1 mes
El viernes 08/08 comenzaron los bombardeos de USA. Desde entonces y hasta el domingo 07/09 fueron 143 ataques aéreos de USA contra posiciones del EI en Irak, según el último anuncio del Comando Central del Ejército.
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Casi cada día ocurrieron bombardeos estadounidenses, utilizando cazas y aviones tripulados a distancia.
Las incursiones -solicitadas desde hace meses por el Gobierno iraquí- han frenado el avance yihadista hacia Erbil -la capital del Kurdistán iraquí-, han impedido un posible genocidio de la minoría yazidí atrapada en unas montañas y han ayudado a las fuerzas iraquíes y kurdas a recuperar la presa de Mosul, la más grande del país y que habían capturado los milicianos.
El conjunto de ataques “ha reducido la habilidad operativa y táctica sobre el terreno” de los yihadistas, según un portavoz del Comando Central.
Y se han desarrollado bajo la “constante coordinación” con el Gobierno iraquí del 1er. ministro saliente, el chií Nuri al Maliki, al que la Casa Blanca acusa de haber alentado el caos en el país con su política sectaria contra los suníes.
En una carta a los líderes del Congreso sobre los últimos ataques, difundida este lunes 08/09, Obama señaló que las operaciones responden a los “intereses de seguridad nacional y política exterior” de USA y respetan su “autoridad constitucional” como comandante en jefe.
El inesperado rápido avance del EI hacia Erbil -donde USA tiene un consulado y un centro militar- y el riesgo de una matanza de los miles de yazidíes atrapados en el Monte Sinjar llevaron al Presidente demócrata a anunciar el 07/08 la aprobación de bombardeos contra los yihadistas y el lanzamiento de ayuda humanitaria a los yazidíes, una confesión que mezcla zoroastrismo, cristianismo e islamismo.
Obama descartó el envío de tropas terrestres, dijo que los ataques serían "limitados" y los acotó bajo un doble objetivo: proteger al personal estadounidense en Erbil y Bagdad, e impedir un genocidio de las minorías religiosas perseguidas por los yihadistas del Estado Islámico.
Los bombardeos en el norte de Irak han seguido las directrices fijadas por Obama pero con el tiempo han ido ampliando su espectro: USA ha combatido el avance del EI más allá de Erbil y Sinjar, y ha ayudado a proteger infraestructuras clave del país.
Por ejemplo, los ataques aéreos ayudaron a romper el cerco de la ciudad de Amirli, al norte de Bagdad, y también defendieron la represa de Hadiza, al oeste de la capital del país (el 2do. mayor generador de electricidad de Irak, que no debía caer en manos de los yihadistas).
En paralelo, Obama -quien como senador se opuso a la invasión de Irak promovida en 2003 por su antecesor, el republicano George W. Bush, y que como Presidente impulsó en 2011 la salida completa de todas las tropas estacionadas en ese país- ha seguido extendiendo el despliegue de militares estadounidenses: aprobó el envío de 350 nuevos especialistas militares para proteger la Embajada de USA en Bagdad y sus instalaciones asociadas en la capital, lo que aumenta a más de 1.000 el número de soldados y asesores militares movilizados desde mediados de junio.
Washington, además, ha facilitado armas a las fuerzas kurdas que luchan contra el EI.
Los yihadistas, por su parte, han respondido a los ataques con la difusión de 2 videos en que decapitaban a 2 periodistas estadounidenses y han amenazado con matar a 1 rehén británico si USA mantiene sus bombardeos.
Por otra parte, el secretario de Estado, John Kerry, explicó que inicia una gira por Jordania y Arabia Saudí para construir una coalición internacional para “enfrentar, degradar y finalmente destruir” al EI y que está destinada a perdurar durante “meses o incluso años”.
Turquía
¿Y qué ocurre con Turquía, otro protagonista de la región?
De hecho, sus aliados occidentales se han quejado de que Turquía no había hecho suficiente para detener el paso de yihadistas hacia Siria.
Ankara ha contestado que reforzó la vigilancia de sus fronteras y que, gracias a la colaboración de agencias de Inteligencia extranjeras, tiene una lista de 6.000 sospechosos de ser yihadistas y que ya no tienen permitido el acceso a Turquía.
Además, las autoridades turcas aseguran haber redoblado su esfuerzo para impedir el tráfico de petróleo y combustible a través de sus fronteras, considerado una importante fuente de financiación del EI.
Sin embargo, aparte de estas medidas Ankara aún no ha dado muestras públicas de apoyo o respaldo a la coalición, y en privado Obama y el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, acordaron que el apoyo de Turquía "debería ser entre bastidores”, según informó el diario Cumhurriyet.
“Es una situación muy complicada para Turquía”, según Gokhan Bacik, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Ipek de Ankara. "No creo que Turquía quiera estar fuera de esta coalición, lo que podría salirle caro políticamente, pero tampoco es fácil porque hay una cierta cantidad de ciudadanos turcos retenidos por el Estado Islámico, lo que es un factor muy restrictivo para Turquía”.
En su avance por el norte de Irak, el 11/06 el EI capturó el consulado turco en Mosul y aún hoy mantiene a al menos 46 rehenes, entre ellos el cónsul turco, personal diplomático y miembros de las fuerzas especiales.
“Tampoco hay que olvidar que en las últimas elecciones, el Gobierno y muchos medios de comunicación han criticado a USA y su papel en Siria, ¿y ahora [el Gobierno turco] se va a convertir en su aliado? No es un tema fácil”, añade Bacik.
Otro factor es que la opinión pública turca suele estar en contra de intervenciones militares en otros países. “En general, a los turcos no les gustan estas historias de guerra o violencia, pero creo que, si el presidente Erdogan y el primer ministro [Ahmet] Davutoglu deciden continuar políticamente en esta alianza, podrán cambiar la opinión pública muy fácilmente”, dice Nihat Ali Ozcan, excomandante en el Ejército y experto en Oriente Medio y terrorismo.
Otra cuestión que preocupa al Gobierno turco es, precisamente, que las milicias del EI se encuentran al otro lado de sus fronteras y podrían atacar en Turquía. Ya en mayo de 2013, un atentado en la localidad turca de Reyhanli, cerca de Siria, mató a al menos 52 personas. Aunque las autoridades culparon al régimen sirio, la mayoría de expertos han apuntado a milicias islamistas radicales como los autores. Además, Bunyamin Aygun, un fotoperiodista turco secuestrado por el EI, contó a la prensa tras su liberación que un cierto número de yihadistas eran turcos y que “atacarían un poblado turco tras otro” si Turquía cerraba los pasos fronterizos controlados por el EI.