DURANTE EL REPOSO DE CRISTINA

Tensiones en la Rosada por Boudou

Mantener a flote la administración durante casi un mes sin la conducción personalísima de Cristina Fernández es el desafío de Amado Boudou, que atiende desde banco Nación pero en la Rosada ya se cocinan las internas.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) El vicepresidente de la Nación, Amado Boudou, firmará hoy el acta que lo designa a cargo del Poder Ejecutivo durante los veinte días de licencia médica de la presidenta, Cristina Fernández. Lo hará en su despacho en el Banco Nación, que le cedió el vicepresidente de la entidad, Rafael González, en el primer piso.

Boudou llegó ayer, poco antes de las 18, a su nueva oficina, la cual fue especialmente reacondicionada (se cambiaron las alfombras y se reubicaron algunos muebles) para su presencia. No estará lejos de la Casa Rosada, ya que el edificio central del banco está cruzando la calle.
 
Se espera que en los próximos días mantenga reuniones con los ministros de Economía, Hernán Lorenzino, y de Industria, Débora Giorgi. También lo hará con el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, y con la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont.
 
Por lo pronto, el vicepresidente no tendrá una agenda fija. Ni bien concluya el período de aislamiento que necesita la Presidenta, que se calcula en 72 horas, volverán a mantener el contacto.
 
Pero mientras Boudou atienda desde el Nación, las internas y los roces ya comenzaron en la Rosada. Escribió al respecto Eugenio Paillet en La Nueva Provincia: 
 
Los desvelos de la plana mayor del gobierno por afrontar con éxito la situación más difícil que les ha tocado vivir desde 2007 a la fecha, que es mantener a flote la administración durante casi un mes sin la conducción personalísima de Cristina Fernández, no han impedido el armado de tensiones entre el entorno más cerrado de toma de decisiones junto a la mandataria --la ya casi mítica "mesa chica"-- y el vicepresidente Amado Boudou.
     
Tantos son los enconos con el ex liberal devenido progresista nacional y popular que a horas de la internación de la presidenta para operarse de un cáncer de tiroides, lo que ocurrirá esta mañana en el hospital Austral de Pilar, desde uno y otro lado tensaron la cuerda de una pulseada que tiene del lado del ultracristinismo un solo objetivo: evitar "desviaciones" del vicepresidente mientras dure su interinato de aproximadamente 20 días al frente del Poder Ejecutivo Nacional.
     
"El margen de autonomía de Amado es cero, sólo tendrá que firmar el despacho diario (un relato de todas las acciones presidenciales al cabo de cada jornada) y los decretos que le indiquemos desde la Casa Rosada", dijo en privado un hombre muy cercano a Carlos Zannini.
 
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Cristina, al quirófano
 
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner será sometida hoy a la operación programada de un carcinoma en la tiroides, en el Hospital Austral de Pilar. Tomará licencia y, tal como prevé la Constitución, el vicepresidente Amado Boudou se hará cargo del Ejecutivo entre hoy y el 24 de enero, fecha en que la mandataria retomará sus funciones.
     
Lo cierto es que ayer por la tarde se preparaba el decreto mediante el cual se dispone el traspaso de mando de manos de Cristina a Boudou, un interinato que en principio vencerá el 24 de enero, si no surgen complicaciones en la salud presidencial o los médicos le indican un más largo reposo que el previsto hasta ahora.
     
El primero en conocer estas rencillas internas fue el propio Boudou. Y no sólo por aquella admonición de Cristina Fernández tras anunciarse que padecía un cáncer de tiroides ("!ojo con los que hacés¡", le advirtió en público). Horas después, en su despacho del Senado, el vicepresidente disparó en charlas reservadas contra quienes siente que le van a respirar en la nuca mientras la presidente permanezca internada. No lo dice pero no hace falta: se refiere a Máximo Kirchner, a Zanini, al titular de la ex SIDE, Héctor Icazuriaga, y al ministro de Planificación, Julio De Vido.
     
"Me quieren convertir en el nuevo Cobos", fue su reclamo en forma de denuncia, convencido de que sectores duros del cristinismo encabezado por aquellos funcionarios alimentan versiones y rumores sobre su verdadera lealtad a la presidencia, ahora que tendrá que reemplazarla al frente de la presidencia de la Nación. El vicepresidente no tiene ninguna duda de que fue el entorno presidencial el que filtró a la prensa las escuchas telefónicas que le hizo la Secretaría de Inteligencia, y que provocaron la furia de Máximo al enterarse que en ellas llamaba a su madre "gorda" y "concheta"
     
Para empezar en aquellas fuentes cercanas a Zanini y en otros despachos de la Casa Rosada se reconoce que Boudou no es bienvenido en ese club de incondicionales, y que las tensiones con Máximo Kichner no se han terminado, sólo quedaron larvadas con motivo de las ceremonias del 10 de diciembre, y después cuando se detectó y se anuncio oficialmente la dolencia de la presidente.
     
La presidente no es ajena a estos enjuagues, y por eso armó una reunión que se realizó poco antes de viajar a El Calafate para pasar las fiestas de Fin de Año en la que estuvieron todos los actores de esta puja interna. Allí dejó claro cómo funcionarán las cosas: Boudou tendrá un papel absolutamente protocolar; reportará todos los días, a través del celular o ante el lecho de enferma de Cristina si los médicos lo permiten; no tomará decisiones de gestión sin consultar primero con Zanini; no encabezará actos protocolares en los que hubiese buenas noticias para difundir, ya que quedan reservados a la mandataria cuando se reincorpore al trabajo; y, por último, firmará aquellos decretos que le serán elevados cada tarde por la secretaría Legal y Técnica a las oficinas que le prestaron para la ocasión en el primer piso del Banco Nación, junto a las del presidente de la entidad, Juan Carlos Fábrega, otro fiel a ultranza de los postulados del kirchnerismo puro.
     
Blindado Boudou y casi conminado a moverse entre cuatro paredes a partir de hoy, en el gobierno subsistía anoche una única preocupación: que el posoperatorio de Cristina pueda extender más allá del plazo muy rígido que se dio a conocer en el comunicado que leyó el vocero Alfredo Scoccimarro, que vence el 24 de enero. La posibilidad de que la convalecencia de la mandataria se estire en el tiempo, o que los médicos le aconsejen no retomar tan rápido la gestión, y se exceda aquel plazo, no es bien vista desde el más puro cálculo político: "Nos jugamos con una fecha, y si ese día a las 8 de la mañana no está en su despacho, las especulaciones sobre su salud van a empezar", dijo un funcionario con despacho en el primer piso de Balcarce 50.
     
Esa, la de buscar un lugar absolutamente tranquilo que le permita aprovechar al máximo cada día de recuperación, fue la razón por la que se aconsejó un posoperatorio en El Calafate, y no en la residencia de Olivos. Hacía Allí partiría Cristina en la tarde del próximo domingo, si no hay cambios de última hora y si todo sale como ha sido previsto.