DÉFICIT Y ELECCIONES EN USA

Semana corta, crisis larga y pocas definiciones en Washington

En USA, este jueves (24/11), Día de Acción de Gracias (Thanksgiving Day), es feriado. El viernes (25/11), puente conocido como ´Black Friday´, es un día tradicionalmente conocido por sus mínimas operaciones bursátiles. En ese contexto, el fracaso de la “súper comisión” legislativa encargada de reducir el déficit le da una fuerte ventaja al mercado por sobre la política.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). En USA, este jueves (24/11), Día de Acción de Gracias (Thanksgiving Day), es feriado. El viernes (25/11), puente conocido como ´Black Friday´, es un día tradicionalmente conocido por sus mínimas operaciones bursátiles. En ese contexto, el fracaso de la “súper comisión” legislativa encargada de reducir el déficit le da una fuerte ventaja al mercado por sobre la política.

Está semana queda limitada a lo que ocurrió ayer, lo que ocurra hoy y lo que ocurrirá mañana. Pero a menos días, no hay menos problemas.

A pesar de ser corta, la semana viene cargada. Sus principales pilares son la primera revisión del Producto Interno Bruto del tercer trimestre, con un estimado del 2,5%, y las Actas de la última reunión de la Reserva Federal.

A lo dicho debemos sumarle importantes referencias como los ingresos y gastos personales de octubre con sendos estimados de crecimiento del 0,3%; la venta de casas existentes que, según el consenso, bajarán un 2,2% a 4.8 millones de viviendas, o los pedidos de bienes duraderos de octubre que, de cumplirse el pronóstico de Wall Street, caerán un 1,1%. Adicionalmente, el sector manufacturero estará sujeto al resultado de los informes de la Fed de Chicago, el de la Fed de Richmond y el de la Fed Kansas de noviembre. La actividad en el mercado petrolero, como de costumbre, girará en torno a los inventarios semanales de crudo que publica la Agencia Internacional de Energía. Y la publicación de varios resultados empresariales como , por ejemplo, Hewlett-Packard.

Todo esto, en un contexto desfavorable. 

Por un lado, las bolsas europeas siguen trayendo malas nuevas del otro lado del Atlántico, cayendo este lunes (20/11), en términos generales, un promedio de 3%. En lo que va de la jornada de este martes (22/11), se recuperan en promedio un tímido 0.50%.

Por otro lado, USA codea un nuevo default. La comisión bicameral constituida para intentar alcanzar un acuerdo por la reducción del déficit fiscal ha fracasado. De allí debía surgir una propuesta para reducir el déficit fiscal en US$1.2 trillones en los próximos 10 años y no han podido superar las diferencias partidarias, por lo que se dispararán automáticamente recortes comenzando en enero de 2013 alcanzando un 50% al presupuesto del Pentágono y el otro 50% en recortes a programas especiales. Al igual que en julio cuando las discusiones por el incremento del nivel de endeudamiento casi llevaron a USA al default técnico y a S&P a bajarle la calificación, republicanos y demócratas se culpan mutuamente por el fracaso (ver notas relacionadas).

La falta de acuerdo es un nuevo ejemplo de cómo la política partidista domina la escena, en perjuicio de las posibilidades de una solución institucional a los problemas que afectan al país.

La falta de acuerdo vuelve a colocar a USA, y por ende, al mundo, al borde de una crisis política que vuelve a revivir las posibilidad de nuevas rebajas de nota por las agencias de crédito como así también someter a la economía de otros muchos países a otro periodo de tensiones y mayores incertidumbres.

Fueron 3 meses infructuosos de trabajo de la comisión parlamentaria en busca de un acuerdo. Pero debieron asumir su fracaso. Como consecuencia, nuevamente deja flotando en el aire una cierta sensación de ingobernabilidad y frustración generalizada que se extiende internamente (USA esta en plena campaña presidencial) y al resto del mundo (USA es, después de todo, la primer economía del planeta). En este contexto, el potencial para que el mundo entre nuevamente en recesión se agiganta. De igual manera, crecen las miserias políticas internas.

Si bien el fracaso de la comisión se fundamenta en diferencias ideológicas y de visión respecto de cómo resolver la cuestión del déficit (los demócratas oponiéndose a recortes fiscales mientras que los republicanos se oponen a una suba de impuestos), la realidad parece demostrar un obstruccionismo serial por parte de la oposición radical que enfrenta el presidente de USA, Barack Obama.

Cabe recordar que la súper comisión -un comité parlamentario integrada por 6 congresistas de ambas cámaras y de ambos partidos- fue creado a comienzos del pasado agosto dentro del acuerdo in extremis que evitó entonces que USA hubiera tenido que declarar la suspensión de pagos. Ante la incapacidad de decidir en aquel momento de dónde recortar el déficit, se le dieron a ese comité poderes especiales para hacerlo (visto lo visto, patearon la pelota para adelante), con la condición de que, si no lo conseguía antes del Día de Acción de Gracias (o sea, este jueves), se aplicaría de forma automática a partir de 2013 una reducción del gasto público de US$ 1,2 billones en una década, con el 50% aplicado al presupuesto de Defensa que, pareciera abunda decirlo, causa un gran dolor de cabeza para quien actúa como policía del mundo, con múltiples focos abiertos en el mundo. Muchos programas de armas se verían afectados, así como el despliegue de bases, barcos y soldados en todo el mundo. ¿El Pentágono?, ¡encantado!

Sin embargo, el paso del tiempo parece haber sido en vano. Los mismos obstáculos que tuvieron al mundo en vilo este verano nórdico son han impedido que ese súper comité tuviera éxito y son los mismos que pueden ahora dar lugar a una crisis aún mayor.

Algunas concesiones hubo, pero unilaterales. Los demócratas aceptan reducir el gasto público, incluso el que afecta a algunos programas sociales que consideran prioritarios, pero quieren a cambio un cierto aumento de los impuestos a los ingresos más altos. Su argumento es que la deuda hay que reducirla con esfuerzos para todos y de forma equilibrada: menos gastos y más ingresos.

Por su parte, los republicanos, que prometieron en su campaña electoral de 2010 que no elevarían los impuestos bajo ninguna condición, están dispuestos a cumplir con esa promesa y se niegan a cualquier fórmula que incluya una mayor carga fiscal, aunque sea solo para los más ricos. “No hemos venido aquí para darles nuevas ayudas a los millonarios mientras que reducimos los ingresos de los jubilados, las ayudas médicas y la asistencia a los pobres”, ha manifestado el senador John Kerry, uno de los demócratas en el súper comité.

El principal punto de discordia se centra en las ventajas fiscales concedidas durante el Gobierno de George Bush y que vencen -después de que Obama la extendiese un año más- el próximo diciembre. Los demócratas quieren eliminar esas exenciones, que han sido más gravosas para el tesoro público que la guerra de Irak, con lo que todas las familias con ingresos superiores a los US$ 250.000 anuales tendrían que pagar más impuestos.

El fracaso de esta negociación obligaría a Obama a eliminar esas exenciones de forma automática, con lo que ese asunto será en un tema capital en la campaña electoral.

En este contexto, la imagen de USA se reciente. Con pocos días en la semana para actuar, el excandidato demócrata y hoy senado Jon Kerry tiene razón al declarar “los mercados van a mirar hacia Washington y van a decir ´ustedes no son capaces de hacer su trabajo´. Solo la confusión política existente y esta parálisis son suficientes para decirle al mundo: USA es incapaz de actuar de forma conjunta”.

Aún no está claro si habrá nueva rebaja crediticia de la deuda estadounidense.

Una de las agencias, Standard & Poor's, ya lo hizo en agosto pese a ese acuerdo de última hora, que le resultó insuficiente y a destiempo. Fue la primera vez en la historia que USA perdía su triple +AAA y si aguantó el embate fue porque el resto de las grandes agencias no quisieron degradarlo.

El plazo del supercomité acaba mañana, Día de Acción de Gracias. Ya ayer adelantó su fracaso en la entrega de un plan consensuado. Con esa espada de Damocles sobre la economía estadounidense y por ende sobre la del resto del mundo, los mercados recordaron con una jornada a la baja que la imagen de caos y desacuerdo es excusa suficiente para bajar la calificación de la deuda, con todas sus consecuencias.

Si la primera economía del mundo pierde la nota y se suma al equipo de inestables europeos incapaces de tomar decisiones difíciles, la recuperación de todo el mundo estárá nuevamente en entredicho. Pero aún si supera la prueba y llega a un acuerdo draconiano de última hora para reducir drásticamente el gasto del Gobierno a partir del 2013, también arriesgará volver a la recesión, según los expertos.

Por eso el Nobel de Economía Paul Krugman dice que en este caso el fracaso del supercomité será una buena noticia. En sus palabras, el acuerdo es imposible porque "los republicanos y los demócratas no solo tienen prioridades diferentes, también viven en universos intelectuales y morales diferentes".

A estas alturas de su mandato, Barack Obama ya debería saber que las posturas de los 2 partidos en el poder son tan enconadas que es casi imposible lograr acuerdos en algo tan controvertido y vital como los presupuestos o la reducción de la deuda.

El fracaso del supercomité acabará con cualquier optimismo del que fue el candidato de la esperanza. Hay que recordar que Obama llegó al poder con la promesa de unir al país y acabar con las decisiones partidistas que impiden el progreso en Washington.

Lo que sí parece claro es que los votantes serán los que decidirán el grado de responsabilidad que le corresponde a cada participante de este entuerto.

Pero USA debería reflexionar: del abatimiento y el pesimismo nunca salen las mejores opciones electorales.