Además, la mejora en el poder adquisitivo estuvo acompañada por un crecimiento de la población ocupada, en particular de los asalariados formales. Mientras que el total de empleados aumentó 7% entre 2011 y 2007, los puestos de trabajo registrados se incrementaron 18% en dicho período.
En particular,
en la primera mitad del año la ocupación formal creció a un ritmo muy superior al del empleo total de la economía (5% i.a. vs. 2% i.a.).
De hecho, según el Indec la tasa de informalidad se redujo 1,3 punto porcentual (p.p.) respecto del primer semestre de 2010 y 7 p.p. en relación al mismo período de 2007 (los asalariados no registrados representaban 41% vs. 34% en la actualidad).
Así, por el fuerte incremento tanto del salario como de la cantidad de ocupados formales, la masa salarial de este segmento de los trabajadores aumentó, en términos reales, más de 10% i.a. en los primeros seis meses de 2011, por encima del crecimiento de la masa salarial total (7% i.a.).
En conjunto con otros factores, este importante avance del poder adquisitivo de los trabajadores posibilitó un incremento del consumo de 4% en promedio anual entre 2007 y 2011, el doble que el observado entre 1993 y 1999.
Incluso, valuado en dólares el salario real promedio de los ocupados formales aumentó en el primer semestre del año 26% i.a. Así, el nivel alcanzado prácticamente duplica al registrado en el mismo período de 2007.
Sin embargo, como contrapartida generó un fuerte aumento del costo laboral unitario (CLU) percibido por las empresas .
Medido en dólares, se incrementó 48% entre 2007 y 2011.
De hecho, en el segundo trimestre de este año el CLU prácticamente alcanzó el nivel máximo de la serie (segundo trimestre de 1997). Esto preocupa a las empresas del sector transable cuyos productos pierden competitividad frente a los externos.
No obstante, no está claro si este comportamiento del poder adquisitivo del salario continuará en 2012.
En un contexto de desaceleración del nivel de actividad y una aparente voluntad por parte del gobierno por acotar la nominalidad de la economía, las prioridades se centrarán más en el mantenimiento del empleo y en la preservación del poder de compra.
De precios, salarios y tipo de cambio
Una de las causas detrás de la fuerte dolarización de activos del sector privado es que en cuatro de los últimos 5 años el tipo de cambio apenas se deslizó frente a una suba de precios y salarios de dos dígitos. Para poder descomprimir definitivamente la tensión cambiaria hace falta equilibrar la dinámica de las principales variables nominales de la economía.
Se pueden transitar varios senderos para converger a un mismo ritmo de expansión de salarios, inflación y tipo de cambio nominal.
Las opciones extremas son:
i) que el tipo de cambio se sume a la suba de dos dígitos, ó
ii) que precios y salarios trepen a un dígito.
La segunda opción es claramente más deseable y estable que la primera, pero implica ejecutar un plan de estabilización.
En la práctica lo más probable es que la convergencia se dé en formar gradual: con un poco más de devaluación y un poco menos de inflación y subas salariales se puede lograr estabilizar los precios relativos de la economía en un par de años.
Para acotar el crecimiento nominal de la economía se necesita que el sector público contenga la expansión del gasto y de los agregados monetarios. Pero también, que los gremios acepten subas salariales más acotadas y que los empresarios limiten la remarcación de sus productos. Es decir, un pacto tripartito.
El Ejecutivo ya envió señales de moderación del gasto con los recortes de subsidios. Asimismo, por la fuerte dolarización de activos, las fuerzas del mercado generaron un salto en las tasas de interés y un freno en la expansión de los pesos en circulación.
Sin embargo, hacia adelante será clave acotar la suba nominal de salarios y precios. Dado que no esperamos mayores cambios en materia de inflación antes del arranque de las paritarias de 2012, estas tendrán un rol crucial para lograr la convergencia.
La pregunta clave a dilucidar es si los trabajadores agremiados aceptarán subas cercanas al 20% y si van a negociar en base al pasado o el futuro.
Si bien es difícil predecir el resultado y el accionar de los involucrados, hay factores objetivos que avalan una menor suba salarial y argumentos que sustentan mayores demandas por parte de los trabajadores.
Entre los factores que podrían facilitar un menor incremento nominal de salarios se encuentran la notable recomposición del poder adquisitivo en 2011.
Además, este año la inflación bajó respecto de 2010 y para el próximo año se prevé un escenario mundial más adverso (estancamiento en economías desarrolladas), lo que implica menores presiones de precios externos y mayores riesgos sobre el empleo.
En cambio, entre los argumentos que podrían esgrimirse contra la moderación del alza salarial, se encuentra el recorte de los subsidios. Como hemos visto en el informe de la semana pasada, si se duplican las tarifas el impacto es relativamente acotado, pero si el retiro de subsidios es total el golpe al bolsillo es mayor.
Asimismo, las expectativas de inflación siguen elevadas. En la medida que éstas no se reduzcan, será difícil que los gremios acepten subas inferiores a la inflación futura que proyectan. Por ello es necesario implementar un plan/pacto social.
Por último, la elección de autoridades en la CGT en junio de 2012 y una relación compleja entre el líder sindical y el gobierno, pueden complicar las negociaciones. La suba del mínimo imponible del Impuesto a las Ganancias para los trabajadores con ingresos medios-altos puede ser la carta de negociación del Ejecutivo.
En síntesis, al igual que en 2009, existe una ventana para moderar la nominalidad ascendente de la economía. Es posible que el Gobierno avance en ese sentido, pues si no logra acotar la suba entre precios y salarios, corre el riesgo de sumar al tipo de cambio a dicha dinámica.
De todas formas, la tarea no es fácil. El Ejecutivo deberá coordinar el accionar de diversos sectores económicos, dar señales concretas del rumbo económico e implementar correctamente las medidas que le permitan lograr la convergencia.