BUSCANDO UNA NUEVA CONSPIRACIÓN QUE AYUDE A ZAFAR

Gato por liebre: Perón y el uso de Eva para el ajuste, un modelo para Cristina

El ladriprogresismo no reconocerá que está ajustando. Ya lo escribió el K Alfredo Zaiat en el paraestatal Página/12: "Aunque la convertibilidad culminó con un estallido desastroso hace diez años, algunas estructuras de análisis financiero perduran como si estuviera vigente (...)". ¡¿...?!

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). El discurso ladriprogresista se encuentra en problemas: ¿cómo explicar que ellos ejecutan aquello que le advertían a su electorado harían los otros, los adversarios, si llegaban a ganar?
 
El asunto es muy interesante y provocó muchos comentarios dominicales.
 
Urgente24 solamente hará un agregado: el discurso del Frente para la Victoria requiere, para prevalecer, una influencia superlativa sobre la estructura mediática que controla. Y es posible que hoy día la que tiene no le resulte suficiente.
 
Es decir: la cantidad de medios y voceros conque cuenta el Frente para la Victoria no es lo necesariamente influyente como para mantener el control sobre la agenda mediática en las actuales circunstancias, en especial cuando se confirme que los ajustes de tarifas son más extendidos que lo prometido.
 
Por lo tanto, tendrá que generar, en el corto plazo, nuevos escenarios mediáticos de conflicto que le permitan salir de la situación defensiva en la que se encuentra. Y ellos marcarán el inicio del 2do. mandato de Cristina Fernández.

Tal como ya es habitual, desde Mauricio Macri a Ricardo Alfonsín y los otros opositores, oscilan entre una pasiva complicidad y una llamativa confusión.

 
Ahora, algunos fragmentos:
 
 
 
"(...) Lo que podría parecer una gran desorientación de parte del Gobierno no es otra cosa que la sujeción a las leyes del marketing político, el verdadero mandamás de las decisiones oficiales para envolver el discurso y para ponerle aroma a rosas al fondo de la cuestión.

La trampa es transferir la culpa del dolor de bolsillo y también atender al frente interno, ya que ante la propia tropa y los aliados no es posible admitir que la necesaria adecuación de valores (por no decir tarifazo) tiene que ver con que el gasto se disparó y que disimuladamente y a los ponchazos se echa mano a la ortodoxia. Si se venden dólares habrá que decir que es una conspiración en marcha y si hay que aceptar que se trata de un ajuste, que sea porque los involucrados lo pidieron. (...)".
 
 
 
"(...) Hay que reconocer al gobierno de Cristina Fernández la rara habilidad que posee para disfrazar de progresista una medida que es claramente un ajustazo fiscal, como es la profundización del recorte de subsidios anunciado hace quince días. Y que dentro de medio año, como muy tarde, demostrará sin disimulos su verdadera cara: que el tan mentado ataque a los bolsillos de los ricos que presentaron Amado Boudou y Julio de Vido, al anunciar el recorte de ese beneficio para los que viven en barrios acomodados, terminará por abarcar a muchas más personas que las que el propio gobierno imaginaba.

Lo cierto es que hasta dirigentes mismos de la oposición salieron a ponderar esta semana el recorte de subsidios a las clases pudientes y a grandes empresas, un elogio, por otra parte, que pareciera imposible no hacerle al gobierno, porque supondría de movida terminar con una gruesa inequidad que los propios Kirchner, vale recordarlo, ayudaron a sostener durante los últimos ocho años. 

Nadie, desde la oposición, tomada otra vez de sorpresa por la Presidenta, atinó siquiera a emitir un comunicado de prensa en el que advirtiese que lo que hoy se presenta como una medida altamente positiva desde lo social puede ser un fuerte caldo de cultivo para protestas de todo tipo, cuando vaya saliendo a la luz el verdadero alcance del ajuste que las autoridades se empeñan en ocultar o en disimular. (...)".
 
 
 
"(...) para el Gobierno la inflación es “un reacomodamiento de precios relativos” ; la eliminación de subsidios, un avance en la “redistribución del ingreso” y el control cambiario, una forma de luchar contra la “evasión y el lavado de dinero” . 

Aerolíneas Argentinas, una empresa modelo que, además, es “rentable” y “eficiente” , no porque lo fuera sino porque admitir que no lo es sería servir al más abyecto de los proyectos en contra de la compañía. Así, se facilita la “circulación de la palabra”, como sostienen los teóricos del oficialismo, pero se evita hablar de las cuestiones más complicadas .

La realidad, ya se sabe, es más tozuda que esos juegos verbales y los problemas acumulados necesitan atención inmediata. Desde la elección del 23 de octubre se están tratando de introducir, por imperio de la necesidad , correcciones a la política vigente.

Han subido las tasas para evitar, en teoría, que siguiera la corrida hacia el dólar y la fuga de capitales. 

Están retirando los indiscriminados subsidios al consumo porque las necesidades de caja impulsan esos cambios. Y mantienen el control del dólar, pese a lo cual el retiro de depósitos ha continuado.

Hay un ajuste de la economía. Esa palabra está erradicada del lenguaje oficial pero, aun cuando se la quiera disimular con los habituales circunloquios, es la que mejor describe lo que está ocurriendo . Un ajuste que, ya se verá, tiene mucho mayor alcance que el que le asigna el Gobierno. 

La acertada quita del subsidio a los sectores más pudientes (en Barrio Parque y Puerto Madero, donde viven varios de los más conspicuos funcionarios de la administración actual) es una coartada para vestir de épica lo que viene. Esta quita es mucho más extensa y tiene un alcance más vasto que el que ha sido descripto públicamente: se deberá pagar mucho más por el agua, la luz y el gas , aunque la tarifa no se toque.

El Estado debe subsidiar a las personas más necesitadas y, en eso, no hay objeciones . Más aún, el camino, aún en medio del juego a las escondidas que practica el Gobierno, es el adecuado.

Aquellos que habían planteado que el modelo económico necesitaba correcciones habían sido acusados de fiscalistas, agentes de los bancos o de las empresas de servicios. 

Ahora, cuando esos cambios reclamados los anuncian Boudou y De Vido, esas medidas cambian mágicamente de carácter y en vez de debilitar al modelo, van a fortalecerlo. (...)".
 
 
Sin embargo, Carlos Salvador La Rosa, en Los Andes, de la ciudad de Mendoza, es quien logró darle más profundidad al análisis de lo que está ocurriendo:
 
"(...) Luego de seis años de gran expansión económica, Perón inició su segunda presidencia en 1952 con un drástico viraje hacia una política de ajuste (que es recordada como la época en que el único pan que se podía comer era el negro), convocando a los economistas más ortodoxos que tenía el peronismo. 

No obstante, para mantener unida la alianza política con la que llegó al poder, multiplicó por mil el culto a su persona y a la de Eva (recién fallecida), a la vez que clausuró todos los diarios opositores e ignoró completamente a la oposición. Además, su giro al “capitalismo” lo hizo sin dejar de lado los controles de precios, las regulaciones estatales, el congelamiento de alquileres y la intervención permanente y activa de muchísimos policías político-económicos similares al actual Guillermo Moreno. 

No obstante, por encima del incremento del autoritarismo político y de los irrespirables e ineficientes controles en la economía cotidiana, lo cierto es que con ese gran viraje en las tendencias macroeconómicas, el país pudo evitar crisis mayores. Tanto fue así que cuando en 1955 el peronismo era desalojado del gobierno por un golpe militar, la economía del país estaba en pleno funcionamiento, crecimiento y expansión. 

Preparada en todo sentido para pegar el salto desde la industria liviana propulsada por Perón hacia la industria pesada y el desarrollo sostenido. No obstante, la intolerancia política creciente de su gobierno dividió al país en dos mitades irreconciliables, por lo cual lo que era posible económicamente, no lo era de ningún modo políticamente.

Para justificar el viraje económico del primero a su segundo gobierno, Perón tenía una frase infinitamente reiterada en su Manual de Conducción Política: que ganar una elección es un hecho cuantitativo, mientras que gobernar es un hecho cualitativo. Una manera elegante de explicar por qué luego de ganado unos comicios, no se hace precisamente lo que se prometió para ganarlo.

La Cristina de la transición entre su primera y segunda presidencia parece estar cada vez más cerca de ese Perón. 

Ella sabe que la contundencia de su triunfo se debió en gran medida a que la sociedad quería prolongar todo el tiempo que fuera posible la situación económica que se vivió hasta el día de los comicios. Pero también sabe que eso ha dejado de ser posible.

Ella también sabe que en el peronismo conviven las ideas más contradictorias acerca de cómo salir de la difícil situación, porque cuando hay expansión sumar es fácil, incluso a los que no tienen nada que ver entre sí, pero cuando viene la contracción, mantener unidos a los contradictoriamente sumados es muchísimo más difícil.

Para salir de ambos atolladeros, la Presidenta está ensayando un discurso que contenga a todos, sabedora de que su fortaleza es el relato. Por eso apoya todas las teorías conspirativas que se le ofrecen para encontrar culpables externos de la complicada situación económica. Pero ella no parece creerse del todo esas lucubraciones porque es mucho más una mujer del poder que una teórica. Por ende, sabe que la inmensa mayoría del pueblo llano no cree en tales conspiraciones, ya que si las cosas van bien se las agradecerá al gobierno, pero si van mal se las agarrará con ese mismo gobierno. 

No obstante, ella igual necesita inventar conspiraciones, ya que con estas patrañas, busca ofrecerles un relato mítico, heroico, de fantasía pero movilizador a sus cuadros políticos: a los más ideológicos para que no se desanimen y al resto para que se dediquen a algo más que gozar las mieles del poder colgándose de sus polleras.
 
Pero mantener unidos a los excesivamente ideologistas con los excesivamente oportunistas no será fácil, en particular porque faltan los que más se necesitan: los suficientemente eficientes, porque ese relato que privilegia la política por sobre la gestión ha ido alejando a los más capacitados en las cosas concretas, mientras atrajo multitud de ideologistas y oportunistas.

En síntesis, en medio de inevitables contradicciones y dudas, Cristina de lo único que no duda es que deberá efectuar un gran viraje, ya que para mantener y mejorar las muy importantes conquistas logradas, tendrá que librar una lucha feroz con los muy importantes errores acumulados. (...)".