EVASIÓN FISCAL Y LAVADO DE DINERO

Primavera Árabe, Invierno Suizo

Terminada la cumbre del G-20, parece evidente que la lucha contra los paraísos fiscales offshore está entre las prioridades de la agenda. Suiza se lleva la peor parte europea y, para postre, una investigación realizada por la Autoridad Federal Supervisora de los Mercados Financieros reveló este jueves (10/11) que 4 instituciones locales podrían haber recibido dinero ligado a los ya exdictadores árabes del Norte de África.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Terminada la cumbre del G-20, parece evidente que la lucha contra los paraísos fiscales offshore está en las prioridades de la agenda. Por estas tierras, Uruguay ha quedado identificada y en la Argentina el sector bancario y su relación con las autoridades tributarias está en niveles de tensión que no se vivieron desde épocas del corralito por las restricciones a la compra de divisas extranjeras que está provocando una disminución de los depósitos, una inminente corrida basada en la desconfianza y el temor de lo que pudiese venir. 
 
Pero en Europa (y de interés de ahorristas de todo el mundo) la que se llevó la peor parte fue Suiza sobre quien se refuerzan día a día las presiones para que haga nuevas concesiones fiscales.

El presidente francés Nicolas Sarkozy llego a hacer un llamamiento para “excluir de la comunidad internacional” al país alpino y a otros 10 territorios considerados como paraísos fiscales por oponerse al intercambio automático de información entre gobiernos.

Suiza se encuentra haciendo un delicado equilibrio entre administrar su autonomía interna mientras busca mejorar su reputación como un centro financiero responsable. Sin embargo, las últimas noticias no pueden sino venir a contramano de ese objetivo: sus principales bancos serán investigados.  

Como bien resalta Matthew Allen, de Swissinfo, las autoridades suizas coronaron la renovación de una serie de convenios para evitar la doble imposición (CDI) con 2 significativos pactos fiscales con Alemania y Gran Bretaña. Dichos compromisos, que aún aguardan la aprobación parlamentaria, salvaguardan el secreto bancario. 

Pero omprometen a Suiza a retener y pagar los impuestos correspondientes a las ganancias que generan las cuentas de alemanes y británicos en Suiza, a cambio de conservar en el anonimato el nombre de sus clientes.

Varios países, Grecia entre ellos, han manifestado su interés por negociar convenios similares con Suiza, pero el también conocido como esquema Rubik aún genera una arraigada oposición en la escena internacional.

La Unión Europea (UE) está comprometida con el intercambio multilateral de información de forma automática. Cada uno de sus miembros debe entregar datos confidenciales a alguna de sus contrapartes si recibe una solicitud para apoyar una investigación por evasión fiscal. Suiza no es parte de la UE.

USA, que tiene en su poder información confidencial de 4.000 cuentas en el UBS de clientes estadounidenses, también ha decidido pasar de largo frente a la oferta de un posible acuerdo Rubik.

Más aún, USA ha optado por tensar su red contra en el caso del Credit Suisse, donde algunos de los clientes han sido informados ya de que su información podría ser transferida a las autoridades.

El G-20, que reúne a las economías más influyentes del mundo, también apoya la cruzada en contra del incumplimiento fiscal y anunció que en futuras cumbres publicará el nombre de las jurisdicciones no colaboradoras en materia fiscal (una lista que incluiría a Suiza).

“No queremos más paraísos fiscales en el futuro. El mensaje es claro”, expresó el viernes pasado (4/11) Nicolas Sarkozy durante la cumbre de Cannes. Y en esa misma localidad francesa, los países del G-20 firmaron una Convención Multilateral para la Asistencia Administrativa Mutua en Materia Fiscal, que se considera la Fase 2, después del esfuerzo internacional de firmar CDI apegados a las reglas de la OCDE.

Historicamente, Suiza y otros 10 estados han rechazado férreamente suscribir compromisos que supongan un intercambio de información automática entre gobiernos. El tema ocupó un lugar preponderante en las “revisiones entre pares” (peer reviews) que promovió el Foro Global de la Transparencia y el Intercambio de Información para Fines Fiscales de la OCDE.

“Exhortamos a todas las jurisdicciones a realizar las acciones necesarias para resolver las deficiencias que han evidenciado sus revisiones, pero llamamos sobre todo a las 11 jurisdicciones cuya situación presente les impide pasar a la Fase 2”, resumió el G-20 en Cannes.

La decisión de publicar el nombre de los países no colaboradores, para provocar su desprestigio internacional, hace eco de la lista gris que diera a conocer en 2009 la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) durante la cumbre que el G-20 celebró en Londres. Un listado que incluyó a Suiza en abril para luego exonerarle a finales de ese mismo año.

El presidente Sarkozy evidenció la semana pasada que pierde la paciencia con respecto a Suiza y al resto de los países rezagados en la lucha contra la evasión.

La UE también expresa dudas sobre la legitimidad de los acuerdos que Berna ha firmado con Alemania y Gran Bretaña. Pero sacará provecho de dichos convenios, que le permitirán aumentar la retención de impuestos que Suiza realiza para Bruselas, que está lejos de generar los ingresos que la Europa comunitaria esperaba.

Por el momento, la UE y el G-20 tienen frente a sí el enorme reto de contener la crisis de la deuda de Europa y de evitar una nueva recesión internacional. Sin embargo, está claro que el rol que Suiza juega en el sistema fiscal internacional sigue en lo alto de su agenda.

Tanto así que los líderes europeos, ahora presionan a Suiza por los que eran sus antiguos socios, ahora caidos en desgracia. Como consecuencia de esa presión, el regulador financiero suizo FINMA ha identificado problemas de control en cuatro bancos del país tras abrir una auditoría sobre las cuentas de los derrocados líderes de Egipto, Túnez y Libia, Hosni Mubarak, Zine al Abidine Ben Alí y Muamar al Gadafi, respectivamente, tras la congelación de sus fondos en el extranjero al comienzo de las protestas en sus países, motivo por el que ha abierto una investigación al respecto.

Tras examinar 20 bancos suizos, la FINMA atestiguó que la mayoría habían cumplido con las obligaciones impuestas en cuanto a la identificación de clientes con posibles cargos políticos y a la comprobación del origen de sus fondos, pero descubrió deficiencias en 4 de ellos.

"FINMA está (...) aumentando la intensidad de su supervisión anti blanqueo de dinero", ha señalado la organización a través de un comunicado.."FINMA ha encontrado puntos específicos de la postura adoptada por 4 bancos, considerada inadecuada, por lo que ha comenzado un procedimiento de investigación", ha agregado.

Este es el último informe sobre los intentos de Suiza para lavar su imagen como refugio para las grandes fortunas. FINMA ha recalcado que las leyes del país no prohíben los negocios con los conocidos como Personas Expuestas Políticamente (PEP) pero exige a los bancos que traten esas situaciones con especial cuidado.

FINMA ha señalado que un total de 830 millones de francos suizos (672,2 millones de euros) han sido congelados desde principios de mayo. De ellos, 410 millones de francos (332 millones de euros) proceden de Egipto, 360 millones de francos (291 millones de euros) de Libia y 60 millones de francos (48,6 millones de euros) de Túnez.

La investigación ha mostrado que los activos llegaron a Suiza directamente desde estos países, pero también a través de países como Francia, Reino Unido, USA e Italia. Además, este dinero ha sido transferido desde bancos suizos a bancos en todo el mundo, especialmente en Francia y USA, por lo que la responsabilidad no sería sólo suiza, si bien todos los cañones apuntan sólo a ella. 

De los 4 bancos que no han pasado el corte, 1 de ellos presentaba una definición de PEP demasiado escueta y los otros 3 no realizaron una búsqueda exhaustiva sobre la identidad del potencial cliente. En 2 de esos casos, hay indicios de que los bancos podrían no haber tratado al cliente como un PEP de forma deliberada pese a haberle identificado como tal.

Evidencia de que la banca suiza sigue bajo un manto de opacidad que Europa no parece vaya a tolerar por mucho tiempo más. 

Dejá tu comentario